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El ADN como medicamento contra el cáncer

Investigadores del Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo” recibieron el Premio Fundación René Barón 2007 por el desarrollo de una terapia génica para tumores caninos que podría ser utilizada también en humanos.

(Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Verónica Engler) – Un grupo de científicos de la Unidad de Transferencia Genética (UTG) del Instituto de Oncología “Ángel H. Roffo” recibió hoy en la Facultad de Medicina de la UBA el Premio Fundación René Barón 2007 por un trabajo de investigación sobre la combinación de terapia génica con métodos tradicionales para el tratamiento del melanoma canino, una técnica promisoria que podría desarrollarse para uso en humanos.

El trabajo premiado, titulado “Inmunoterapia genética del cáncer en animales de compañía: Combinación de Gen Suicida y Vacuna Tumoral Potenciada por Citokinas para el Tratamiento del Melanoma Espontáneo Canino”, detalla el novedoso tratamiento que en la actualidad se aplica a perros que padecen melanomas similares a los humanos, pero más agresivos y metastásicos.

“El tratamiento consiste en cirugía para erradicar parcial o totalmente el tumor, combinada con la aplicación de inyecciones intratumorales en sitios múltiples de un gen suicida, una especie de quimioterapia local que destruye a las células tumorales modificadas y a su entorno inmediato”, explica una de las autoras del trabajo, la doctora en química Liliana Finocchiaro, directora de la UTG e investigadora del Conicet.

Entre los premiados de la UTG –un grupo interdisciplinario integrado por químicos, bioquímicos, biólogos y médicos veterinarios– se encuentran Armando Luis Karara, Gabriel León Fiszman, Marie Eliane Maminska, María Doris Riveros, Marcela Solange Villaverde, María Lourdes Gil Cardeza y Gerardo Claudio Glikin. De acuerdo con los resultados reportados, esta técnica mixta permite retrasar e incluso prevenir la recidiva después de la remoción quirúrgica del tumor. “Los pacientes (en la actualidad únicamente perros) reciben además una vacuna subcutánea de origen tumoral que contiene células productoras de citokinas, estimulantes de la respuesta inmune contra el tumor”, detalla la especialista.

Este ADN modificado que se inocula al paciente es tomado y replicado por las células del melanoma. De esta manera, el sistema inmune puede “reconocer” al tumor y logra desarrollar una respuesta que no produce efectos colaterales (como la quimioterapia, por ejemplo), más allá de la inflamación local. “El tratamiento combinado puede prolongar significativamente la tasa de supervivencia, atrasar o prevenir la recurrencia post quirúrgica y la metástasis, con la consiguiente mejora en la calidad de vida del paciente”, agrega.

Tratamiento canino apto para personas
Los especialistas de la UTG no tienen dudas con respecto a la pronta utilización de esta técnica combinada en humanos, una vez que los protocolos de investigación finalicen y puedan obtener la aprobación de la Administración de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). El hecho de que los perros tienen un tamaño corporal semejante al humano, presentan respuestas biológicas y fisiológicas similares y están bajo las mismas influencias ambientales, les permite conjeturar a los científicos una óptima transpolación de los resultados obtenidos en pacientes caninos al tratamiento con personas.

“A diferencia de los animales de laboratorio (ratones o ratas) con enfermedad inducida artificialmente, la fisiopatología de nuestros pacientes con tumor espontáneo, refractario a la terapia tradicional y frecuentemente con enfermedad avanzada, se corresponde casi exactamente con lo que sucede en humanos”, detalla la investigadora.

“Este enfoque podría ser aplicable al tratamiento de melanoma metastásico u otros tumores sólidos como los de colon, ovario, próstata, piel, mama, células renales y sarcomas en general”, reconoce Finocchiaro. La UTG comenzó a generar las herramientas necesarias para la terapia génica del cáncer desde su creación, en 1996. Pero los primeros ensayos se iniciaron recién en el año 2001 cuando el grupo accedió a financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y de la empresa BioSidus S.A.

“El trabajo con animales grandes con tumores espontáneos muy similares a los humanos, permitiría reducir costos y tiempo para la transferencia del tratamiento a pacientes humanos”, afirma la investigadora.

El legado de un filántropo
El premio LALCEC lo instituyó el doctor René Baron en vida. “Él era médico y siempre apoyó la investigación en cáncer”, cuenta Jorgelina Armengol, asesora científica de la Fundación René Barón. “Se eligió esta área porque está en el estatuto de la fundación desde su creación y en el testamento del doctor. La percepción es que en los últimos cuarenta años la evolución de la investigación científica en cáncer en el mundo y en nuestro país es arrolladora, con resultados evidentes”, sintetiza la especialista.

Agencia de Noticias Científicas y Tecnológicas de Argentina (Agencia CyTA-Instituto Leloir).
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