No obstante a todo lo que sucedía, yo tenía una fecha fija en mi mente: el 2 de octubre de 1948. Ya estábamos en el año 1998, por lo que para la fecha antes mencionada, íbamos a cumplir los 50 años de actividad comercial con el negocio, que no era poca cosa, situación que le mencionaba y comentaba a todas las personas con las que hablaba.

Era de mi agrado festejar este acontecimiento con una sencilla reunión familiar, pero ni Delio ni Olivio me daban el sí de mi gran ilusión, tal vez porque se sentían desanimados por el momento que estábamos pasando.

Por tal motivo, tomé mis decisiones propias, y le hablé a la señora Ambroggio, dueña de la imprenta PatGui, para que nos hiciera unas cien simples tarjetitas con el siguiente texto:

02/10/1948 – 02/10/1998:
Bodas de oro de la firma AUDERO HERMANOS.

Ante tal acontecimiento, saludamos a nuestra distinguida clientela, y les agradecemos el habernos acompañado a recorrer este largo camino.

Las mismas eran para entregarles a los clientes y amistades.

También le hablé a la señora Mónica Ravazzani de tal acontecimiento. Ella se hizo presente rápidamente para conversar con nosotros tres, y ponernos de acuerdo en cuándo nos realizaría un reportaje y filmación, que fue precisamente al día siguiente.

Acudió Mónica junto a su camarógrafo, y le comentamos que estábamos los tres asustados, con miedo de aparecer por pantalla cuando ella lo presente en su enorme programa llamado Identidad. Ella comenzó a reir y nos dijo: «Con la simpatía que tienen y los pintones que son, van a ser tres verdaderos galanes». Las preguntas y la filmación duraron más de dos largas horas.

El miércoles posterior pasó en el programa lo filmado. Mónica lo compaginó tan bien, tan maravillosamente, que nos hizo sentir muy contentos, alegres, felices y orgullosos, pero también causándonos una enorme emoción. En los días subsiguientes, quienes miraron el programa nos saludaron y nos llenaron de felicitaciones.

Todo muy lindo, pero la fecha del 02/10/1998 se iba acercando. Faltaban menos de diez días, pero nadie decía ni una palabra de festejarlo. Un hermetismo total.

Hasta que un buen día, mi querida Aydee rompió el silencio: «Chocho, te quiero contar un secreto, pero por favor no le digas a nadie que yo te lo dije. Las chicas, Roxana, Marina, Nancy, Chana y Bety, quieren hacerles una sorpresa. Ya le hablaron a Cabrera y Chuit, los que atienden el comedor del Cicles Club, para hacer un almuerzo, y algunas cositas más».

Llegó el ansiado día. Graficaron con gran detalle las etapas de nuestras vidas. Las mirábamos con mucha nostalgia, alegría, felicidad y gran emoción. Cuando Vicky, Laly y Sole, leyeron sus escritos con total seriedad y humor, fue maravilloso. Si la memoria no me falla, creo que Rocío no estuvo presente por un problemita de salud.

Fue transcurriendo el almuerzo, con un rico menú, charlas, risas, cuentos, anécdotas, y algunas copitas de más. Quiero destacar que para mí fue un día inolvidable.

«Chocho» en el escritorio junto a Olivio y Delio. 50 años con la firma Sodería Audero Hnos.: 1948 – 1998.