Efemérides escarlatas

Imagen: Internet.

El calendario señala con rojo las efemérides. Son fechas para recordar, conmemorar o festejar acontecimientos importantes, hechos producidos por mujeres y hombres indicadores de caminos.

Marzo y abril contienen dos fechas que superan el rojo de la evocación para teñirlas aún más de escarlata; el 24 de marzo y el 2 de abril, más que recordar, exigen NO OLVIDAR.

No olvidar la abrupta interrupción de la democracia por el golpe cívico – militar llevado a cabo el 24 de marzo de 1976 que mantuvo a un gobierno de facto durante casi 10 años. Una década cuyo resultado arrojó un Estado diezmado, con una deuda externa sideral y la mirada acusadora y reclamante de madres pidiendo por sus hijos y nietos.

No olvidar que frente a un escenario político económico y social desalentador y el insolvente discurso de que «los desaparecidos, son desaparecidos», para superar el fracaso obtenido en todos los aspectos, asediados por organismos internacionales por la violación a los derechos humanos, los dictadores se lanzaron a la recuperación de las islas del sur, arrebatadas por Gran Bretaña en 1833.

No olvidar que aquel nefasto 2 de abril, Galtieri, tras haber anunciado el desembarco militar en las Islas Malvinas para disputar la soberanía a Gran Bretaña, se dirigió al público reunido en la Plaza de Mayo, la que él llamó «cabildo abierto» y desafió al gobierno británico con una frase: «si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla». Tampoco hay que olvidar que, el pueblo de la ciudad de Buenos Aires, ovacionó y aplaudió con vehemencia en señal de apoyo y admiración por la «intrepidez y valentía» de los que gobernaban.

No olvidar que, con escasos planes, sin recursos armamentistas, sin hombres adiestrados y pertrechados para el lugar y la circunstancia, como manotazo de ahogado, se lanzaron a recuperar las islas del sur; casi una odisea. Los pormenores del enfrentamiento son conocidos, también su final.

No olvidar que, ante el desprestigio, se vieron obligados a restablecer el Estado de Derecho, no obstante, los horrores cometidos, ante la posibilidad de ser enjuiciados por el gobierno democrático que los sucediera, promulgaron la Ley 22.924 de Pacificación Nacional más conocida como Ley de Autoamnistía. Raúl Alfonsín se encargó de derogarla.

No olvidar que en los dos meses que duró la contienda, los medios de prensa totalmente controlados por la dictadura divulgaban un relato controlado y mentiroso donde decían que el Reino Unido no vendría a presentar batalla por unas islas tan lejanas; emitían mensajes de alto sentido triunfalista, aunque los argentinos informados por medios extranjeros veían venir la catástrofe final. Podemos mirar planas de diarios de la época para corroborar la farsa.

No olvidar a las familias que vieron partir a sus hijos jóvenes a una guerra impensada. Muchas no los vieron regresar, otras los recibieron mutilados, enfermos, verdaderos desconocidos. La dura realidad les pegó en pleno rostro sin tener tiempo para comprender qué pasaba. La confrontación duró poco tiempo, pero el suficiente para cercenar vidas, sueños, proyectos…

Perdimos jóvenes por tomas de decisiones centradas en las cúpulas de dictaduras; Gobierno que nadie había elegido, arrebatador de poder que se creyó dueño de los hijos de la Patria. No hay lugar para el olvido. Nuestra ciudad mantiene activa la memoria porque por sus calles:

Camina el Teniente de Navío Owen Crippa, quien tuvo un rol fundamental a bordo de un avión Aermacchi MB339, cuando de manera solitaria, en un vuelo de reconocimiento, con la audacia y valentía que lo animaba provocó averías a una fragata clase 21 de la armada británica. Hazaña reconocida y galardonada.

Resuenan las voces de soldados excombatientes dispuestos a describir lo vivido, tratando de transmitir lo que aún guardan en sus retinas para que no se pierda el verdadero relato.

Se reconocen los familiares cuyos excombatientes, hijos, hermanos o padres quedaron en las frías aguas del sur; hoy son cruces en el suelo gélido o nombres en placas de acero.

En noviembre del 2000, a través de la Ley 25.370, se declaró el 2 de abril como Día de los Veteranos y Caídos en Malvinas en homenaje a todos los combatientes caídos y los sobrevivientes de la guerra de Malvinas y sus familiares. Efeméride escarlata.

Nada devuelve la vida de un hijo, ni mucho menos cuando fue expuesta a la miseria de la arrogancia y el absurdo. Tan importante como el NUNCA MÁS es el NO OLVIDAR. Bien dijo Eduardo Galeano: «…no se necesita ser Sigmund Freud para saber que no hay alfombra que pueda ocultar la basura de la memoria… «La desmemoria».

Vaya mi homenaje a todos ellos.

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