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Rutas argentinas hasta el fin

China Zorrilla y Carolina Papaleo (SergioGoya - Clarin).En las vísperas del día del amigo, el teléfono no deja de sonar en la casa de China Zorrilla. Son las cinco de la tarde del día más radiante que pudo regalar este invierno y mientras el sol se filtra por la ventana, China le sigue los pasos a la diminuta Flor, la perra yorkshire de nueve años que semana a semana sube a un micro como una integrante más de Camino a la Meca.

El equipo se completa con Carolina Papaleo, quien como una nieta sensible recurre a las caricias y los besos con insistencia. En horas nomás, el trío se enfrentará por enésima vez a la ruta para subir el telón en Córdoba, junto a Tony Vilas. La obra que cumplió cuatro años en cartel y 700 funciones ya recorrió de Norte a Sur. «Llenamos teatros y no sabemos por qué. Hay tantas obras con puteadas y chicas en lolas y uno se da cuenta de que la gente no siempre responde a eso. Por eso miramos como bobos este juguete que no se termina nunca», dice de corrido China, con la mirada de frente a una antigua foto tomada en Uruguay en la que su padre le toma la mano.

Cientos de objetos esparcidos prolijamente por la casa hablan por sí solos de la anfitriona: libros de grandes autores, rosarios, peluches, películas, cartas. En esa geografía doméstica, China no puede dejar de responder a los llamados. «¿Víctor Laplace? ¿Cómo estás? ¿Una invitación? ¡Pero el tiempo no me alcanza! Es que tengo que ir a Córdoba, después a Azul, a Necochea, Tapalqué y no sé qué más!», vocifera en un monólogo que bien podría corresponder al de una comedia. «¡Cortá que parecés una voz en el teléfono!», la reta a modo de broma Papaleo.

«Esto es increíble»-empieza la entrevista China-. Cuatro años de La Meca y no podemos decir basta. Una obra de un autor sudafricano (Athol Fugard), una vieja protagonista que tiene un año menos que yo, 83… Una periodista que protesta contra la discriminación… El pobre Mandela preso. Y en ese clima hostil una historia por la que la gente se queda con la boca abierta», vende histriónica cuando llega el café y la charla entra en ritmo.

¿Cómo es el vínculo que establecieron entre viaje y viaje?
Papaleo: Precioso. Habíamos trabajado juntas en Besos en la frente, pero es diferente al vínculo que se establece filmando de a pedacitos. Recién ahora sé lo que es trabajar con ella. Porque el teatro hace que uno vaya creando vínculos. Ultimamente, comparto más con ella que con mi hijo.

Leí que sentías que China te hacía acordar mucho a tu abuela.
Papaleo: Sí, porque tuve una abuela a la que admiré. Vivimos en una sociedad en donde como dice China, los viejos no están bien vistos. Para mí, en cambio, lo que tiene que ver con la edad y la sabiduría es motivo de veneración.

¿Cómo son esos viajes muchas veces interminables?
China: Hay mucho chinchón, lectura, películas. A esta loca se le da por tejer. Cuando paramos en la ruta a tomar un café con medialunas es una fiesta, como tomar champagne con Brad Pitt. Y en casi todos los pueblos hay homenajes de los intendentes.

Papaleo: Ya pasó a ser rutina. En todos lados donde vamos la declaran ciudadana ilustre. Y nos llenan de regalos hermosos. Chalinas, mantas, mates… Cuando tenemos muchas horas de recorrido, surge una frase típica de ella: me aburrí de aburrirme.

¿Hay algún punto del mapa que no tocaron pero esperan ansiosas?
China: Montevideo. El Solís, que es el Colón de allá. Actué en él durante 10 años. Hice 60 obras. Hace 4 anunciaron que lo tiraban abajo para rehacerlo y yo le pedí al de arriba: Espero volver ahí. Y se dio. Será la semana que viene.

China, sólo se la encuentra en Buenos Aires tres días a la semana. ¿No está cansada de tanto viajar?
China: Estoy cansada hace un tiempo, por una especie de fatiga crónica. Pero no puedo parar, no podés dejar pasar al éxito cuando llama a tu puerta. La gira sigue hasta fin de año, después, haremos la calle Corrientes en verano. Es la época más hermosa de Buenos Aires, cuando la gente huye.

Papaleo: Mi vieja tiene un dicho sobre las obras como ésta: Los éxitos no se abandonan, porque el teatro después se lo cobra.

El teléfono sigue sonando y cuando el grabador se detiene China trae a la memoria la polémica de las papeleras: «¿Leyeron un artículo que dice que un divorcio con Uruguay no es la mejor salida? Es genial, dicen que Argentina se quedaría sin Francescoli, sin Oreiro y sin mí», se ríe a carcajadas en la despedida, cuando llega Leonor Benedetto para tomar el té con masas.

¿La gente del interior puede garantizar que hay «Camino a la Meca» para rato?
China: Sí. No me gustaría ponerle punto final. Quiero que permanezca en el recuerdo como récord y como ejemplo.

Por: Marina Zucchi mzucchi@clarin.com
Para: Clarin

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