Otros grandes que no debemos olvidar
Sería injusto centralizar en Sunchales esta revolución de las cosechadoras y no mencionar o dedicar un párrafo a otras importantes firmas que también han contribuido mucho para el desarrollo del país.
Dedicaremos una breve reseña a cada uno de estos pioneros de la industria que han contribuido mucho para el segmento industrial y el crecimiento de los pueblos del interior de nuestra rica tierra.
Muy cerca de Sunchales, en la provincia de Santa Fe, la localidad de San Vicente, población de unos 5.000 habitantes en el año 1960, ocupó el 2º lugar en el mundo como consumidora de hierro «per cápita», por el desarrollo industrial de ese tiempo, siendo galardonada como localidad «Cuna de la Cosechadora Argentina». Además fue nombrada, en 1960, sede de la Fiesta Nacional de la Cosechadora, evento que se llevó a cabo por primera vez el 18 de setiembre de ese año, cotando con la presencia del Presidente de la Nación, Dr. Arturo Frondizi, el Gobernador de la provincia de Santa Fe, Dr. Carlos Sivlestre Begnis y otras autoridades; y en esa oportunidad se realizó un impresionante desfile de cosechadoras y posteriormente se efectuó la elección de la primera Reina Nacional de la Cosechadora Argentina, resultando agraciada la señorita Lidia Vidal, representante de la firma Magnano de San Francisco, Córdoba.
Tan destacado galardón se debe a que los hermanos Juan y Emiliio Senor fundan a principios del siglo XX un taller de herrería que se dedibaba a la reparación de máquinas y construcción de carruajes; para después dedicarse en 1920 a la construcción de una máquina corta trilla de arrastre para la cosecha de trigo. Al resultar exitoso este emprendimiento, comienzan a fabricar este tipo de máquinas con la marca «Senor», que los hace recibir el reconocimiento de ser la primera fábrica sudamericana de cosechadoras que la consagró definitivamente en el agro por su fama y por la importante cantidad de unidades fabricadas.
En el mismo lugar, en 1923, don Andrés Bernardin levantó una pequeña industria y comenzó a fabricar sus primeras cosechadoras de arrastre con la marca «Bernardin», que recibieron la gran aceptación por parte de los agricultores que, al igual que Senor, las cosechadoras de estas dos marcas tuvieron una meritoria fama por su calidad y eficiencia en la trilla y la limpieza de los cereales.

En el mismo San Vicente, un próspero agricultor de apellido Boffelli, adquiere la primera cosechadora Senor y con el correr de los años (en 1958) su hijo Vicente junto a los demás hermanos y otras persoas crean la firma «Boffelli S. A.», dedicada a la fabricación de cosechadoras automotrices, hileradoras, recolectores de girasol y maíz, etc.
Estos equipos, que llevaron la marca «Boffelli», también tuvieron un amplio reconocimiento de parte de los agricultores argentinos por la calidad del trabajo que realizaban en toda clase de cosechas de cereales. Estas firma se disuelve en los primeros años de la década del ’70 y las instalaciones de la fábrica son posteriormente adquiridas por la firma Bernardin.
Dicen que Don Roque Vasalli siempre recordaba con nostalgia los años de su niñez en el campo donde trabajaba con su padre en la zona de Cañada del Ucle, allá por 1920, memorando los hierros de una pequeña herrería de chacra, el ruido del yunque, junto al aroma y la alegría de los campos.
Ya de joven, empezó a trabajar en su propio taller de herrería haciendo reparaciones y afilando rejas de arado. En 1945, cuando finalizó la segunda guerra mundial, el país necesitaba tecnología, que a causa de la contienda escaseaban, y uno de los faltantes más importantes eran las máquinas agrícolas, especialmente las cosechadoras. Había pocas máquinas para abastecer crecientes necesidades y las disponibles eran de arrastre con caballos, por lo que los agricultores vieron la posibilidad de que las viejas máquinas de arrastre puedan transformarse al sistema automotriz.

A raíz de ello, un amigo de Roque Vassalli, Don Lorenzo Pellicione, viéndolo muy capaz a Vassalli para hacer cualquier trabajo, le propone que le reforme su cosechadora, que en un primer momento Vassalli duda en aceptar tal desafío pero aquel noble amigo le dice: «Mirá Roque, hacé el experimento, no te aflijas si falla, seguiremos siendo amigos como siempre». Ante tal grado de confianza, el trabajo se lleva adelante, la corta trilla, una Deering 31R, de origen norteamericano, tras ocho meses de dedicación, queda por obra del ingenio, transformada en una moderna cosechadora automotriz que al ser probada a campo y comprobado su buen funcionamiento, hace que ante tal éxito, Vassalli se dedique a reformar máquinas de otros agricultores de la zona y a encarar un modelo de diseño propio.
Atrás quedó la vieja herrería de Cañada del Ucle, y ya instalado en el pueblo de Firmat, en el año 1949, inicia la fabricación en serie de sus cosechadoras, con la ya clásica marca «Vassalli» que con el correr de los años se convertiría en sinónimo de calidad nacional e internacional, pues su prestigio le lleva a exportar máquinas a la mayoría de los países sudamericanos, incluido México y países de África.
La empresa Roque Vassalli S. A. fue la primera en levantar una fábrica en Brasil, donde se construyeron también miles de unidades y esta meritoria gestión que, junto con las exportaciones, originó en aquellos años, un importante ingreso de divisas al país.
También en San Vicente, en la década de 1940, Don Ítalo Famini en su taller producía cosechadoras automotrices con la marca «Flamini» que merecieron elogios por la calidad del trabajo que efectuaban. Fue una empresa de pequeña dimensión con una producción limitada hasta su cierre definitivo.

