El arranque fue casi de guerra: a puros bombazos de ambos aros. Las defensas se esforzaban pero la pelota viajaba rápidamente de unas manos a otras, buscando al jugador abierto, al mejor posicionado. Lejos quedaba aquella desteñida imagen de Libertad de dos días atrás: los pases demostraban que se estaba jugando otra vez en equipo y así se reflejaba en el tanteador. Obras respondía por la misma vía y el 28-26 cerraba el telón del primer acto.
En el segundo, ambos dejaron de lado la eficacia y dieron lugar a los yerros. Las cosas ya no salían con tanta fluidez y en medio de esa incertidumbre, el local comenzó a encontrar una pequeña luz de ventaja. Lamas comenzó a rotar su plantilla, a sabiendas del desgaste que vienen acumulando pero lejos de darle resultados, acentuó la anemia ofensiva que atravesaban sus dirigidos (que encestaron solamente 35 puntos entre el segundo, tercero y cuarto parcial, varios cuando ya el partido estaba definido).
La defensa aurinegra volvió a ser un bastión poco vulnerado y casi no se tuvo la necesidad de buscar a Battle en el poste bajo. Pittman estaba en su noche y era quien comandaba la batuta ofensiva, acompañado por Fernández Chávez y Treise.
Demasiado rápido, la distancia se hizo de una veintena de puntos y los Tacheros se quedaron definitivamente sin capacidad de reacción. Lamas agotó minutos y variantes para intentar la heroica pero los Tigres desbordaron de concentración y no le dieron ningún resquicio por dónde penetrarlos, forzándolos a tiros incómodos y poco eficaces.
En el otro aro tampoco fue todo brillo pero el buen andar del tridente ofensivo permitió a los locales asegurarse un gran triunfo que incluso pudo ser más abultado aún. Así, Libertad sigue permitiéndose soñar con seguir escalando posiciones en este sprint final.
Planilla completa del partido.
