En un contexto complejo, con la obligación de ganar ante su gente para seguir sosteniendo la ilusión de avanzar en la búsqueda de evitar la pérdida de categoría, Libertad recibió a Peñarol con todas sus urgencias y la reciente decisión de cortar a Juan Manuel Torres.
El arranque del partido fue -lamentablemente- muy parecido a la dura derrota entre semana frente a Regatas Corrientes, ya que el equipo marplatense resultó incontenible y en siete minutos se adelantó 2-16.
En el segundo tramo, los aurinegros mostraron algo de reacción y pudieron volver a ponerse en partido, cerrando el tramo con un alentador 28-33. Seguía perdiendo pero la diferencia que llegó a ser de +14 para la visita, ya no era tan amplia. Lo curioso es que hasta los minutos finales de ese segundo cuarto, Libertad había logrado encestar solamente dos dobles (1 de Fayne Li y otro de Marvin, sumando luego tres de Battle Jr.).
En el regreso, el equipo ahora dirigido por Romano, que ostentaba un solo triunfo en condición de visitante, volvió a encontrar ventajas por parte del local. Ni la rotación ni las modificaciones en sistemas le dieron respuesta a Saborido que veía cómo Peñarol iba escapándose cada vez más y sus dirigidos volvían a repetir el magro rendimiento en ofensiva sin poder llegar a las dos cifras en este segmento.
Resultó emocionante la remontada de los locales en el tramo final. Cayendo por 16 puntos, jugaron con el corazón en la mano y crecieron en ofensiva para ir limando la distancia y poner en apuros a un Peñarol que vio cómo seriamente empezaba a ponerse en riesgo su liderazgo. Fernández Chávez, Fayne Li y Battle Jr se cargaron el equipo al hombro junto a Lockett para remar y quedar 69-72. Con dos minutos en el tablero, la visita se recostó en Talbot y Johnson y sus extranjeros no fallaron. El reloj terminó de hacer el resto, para sentenciar la historia con una nueva decepción con el 76-80.
A 13 fechas del final y con un partido clave el viernes entrante al visitar a Estudiantes de Concordia (que sumó otra victoria y ahora está a dos triunfos de Libertad), el horizonte aurinegro es sumamente oscuro. Primero deberá resolver sus cuestiones internas y luego enfocarse en lo que resta, con un margen de error cada vez más pequeño y la certera posibilidad de tener que padecer el desenlace que nadie espera.
