En un partido discreto que fue controlado con suficiencia de principio a fin por parte de Libertad, los Tigres se impusieron ante un pálido Weber Bahía por 73-51.
En un contexto pobre, en donde el equipo del «Sepo» Ginóbili no pudo nunca encontrar el ritmo de juego como para poner en aprietos al local, los de Saborido por momentos se contagiaron de esa cadencia, haciendo que el desarrollo del juego terminara siendo lento y monótono.
Cuando alguno de los jugadores locales se rebelaba, lograba que el equipo aurinegro se distanciara de la visita. Esto se vio especialmente en la segunda mitad, aunque en todo momento los Tigres sostuvieron una diferencia de más de una decena de puntos.
La tranquilidad en defensa estaba dada por los bajos porcentajes exhibidos por los patagónicos, que chocaron una y otra vez con sus propias limitaciones (convirtieron 8, 11, 13 y 19 puntos por cuarto). Ante esto, Libertad, sin estar en una de sus noches más iluminadas, mostró la jerarquía necesaria para controlar el cotejo y marcar amplias diferencias en el tanteador, llegando a un final con victoria por anticipado de 73-51, el cual no fue aún superior por falta de decisión de los locales que contaron con muchas facilidades.
Así, los Tigres se sacuden la mufa de las dos derrotas abultadas fuera de casa y además le pagan a Weber Bahía con la misma moneda, toda vez que uno de los dos únicos triunfos que hasta ahora ostenta en la competencia el elenco del Sur lo consiguió en la visita aurinegra de semanas atrás. Ahora, llega el tiempo de descanso y espera para, el próximo miércoles, recibir a Gimnasia de Comodoro Rivadavia.
