«Las organizaciones sindicales tienen la tarea de procurar restablecer el orden que debe imperar entre las distintas estructuras de la sociedad, mientras no haya divorcio entre los fines sociales y educativos y los medios económicos, sino más bien que estos últimos estén subordinados a los intereses inalienables de aquellos», así se expresó Héctor Ponce, secretario General Nacional de Atilra hace diez años, en el transcurso del acto de inauguración de la «Escuela de Formación Profesional» que por entonces se ponía en marcha.
El inmueble de calle Juan B. Justo fue el escenario en donde se ofrecieron las primeras capacitaciones, gestionadas en conjunto con Casia y contando a la vez con el respaldo y acompañamiento de autoridades nacionales.
Se trató de un verdadero hito el poder contar en una población relativamente pequeña como la nuestra con un espacio de formación de estas características. No obstante, como suele darse con quienes son verdaderos líderes, el camino trazado -que por ese momento solo ellos conocían- era bastante diferente.
Pasó el tiempo y rápidamente el crecimiento y la consolidación se fue tornando realidad hasta ser hoy el Centro Educativo Tecnológico un polo de capacitación continua con excelentes resultados y gran reconocimiento a nivel nacional e internacional.
