Fue como si de pronto alguien levantara un velo y dijera: “Pasaron 50 años pueden levantarse y mirar”. Días pasados en una entrevista del medio local Sunchales Día por Día la directora del EEMPA N° 1139 de Sunchales, anunciaba el cumpleaños 50 de la institución, motivo que convoca a realizar los festejos pertinentes. Tuve que gritar: “Puedo festejarlos”.
Todo fue un volver atrás, a la primavera de 1974. El país abría las nuevas páginas de la democracia. En ese contexto de luces nuevas, se asomó lo que parecía una utopía: Sunchales abría las puertas al Bachiller Acelerado para Adultos. Los visionarios de ese tiempo impulsaron la idea de la educación permanente, abrir el hermético sello colocado sobre aquellos que no habían tenido acceso a la escuela media. Era la oportunidad y hacia ahí se dirigieron.
Gobernaba la provincia desde el 25 de mayo de 1973 don Carlos Silvestre Begnis y la ciudad, Julio César Sartini. El EEMPA se abrió como Bachillerato para Adultos con el N° 139. En esta esta gestión acompañada por las autoridades, tuvo un rol fundamental, la directora de la Escuela Técnica de mujeres N° 677, Srta. Romilda Michelini, quien asumió como primera directora.
Es muy difícil explicarles a los jóvenes de hoy que cuentan con propuestas de matriculación de todas las formas, carreras y gustos, con accesos diversos, que, los que abrazamos aquel bachillerato, ceñimos un tronco en el océano. Teníamos temor de que no diera resultados, de que fuera un espejismo, que de pronto se acabara.
La primera promoción a la que pertenezco sufrió todas las incertidumbres. ¿Éramos cobayos en un laboratorio? No sé, pero nos expusimos con esperanza. No faltaban los malos augurios, los que descreían de los resultados, pero allá estaba el horizonte y había que tocarlo. Eran solo dos años de cursado, en contraposición con los cinco de la secundaria común y eso despertaba temores.
Los profesores, casi todos más jóvenes que muchos de los alumnos, pusieron lo mejor de ellos porque también enfrentaron las dificultades que la novedad imponía. Ellos mismos armaban los programas, ante la tardanza de los prescriptos. ¿Era difícil? ¡Claro que lo era! En una noche veíamos 2 o 3 temas de Matemática, por ejemplo. La mayoría de las personas trabajaban y/o hacía años que no pisaban un aula.
El Colegio San José nos albergó, hasta que se inauguró el edificio de la actual escuela técnica y en ese lugar nos recibimos. Empezamos ciento sesenta; fuimos separados por edades. Egresamos 56. De ese grupo egresante, partieron muchos a otros espacios. Siento en el alma que no puedan estar para evocar estos momentos.
Un 13 de setiembre del año 1974, se abría un centro educativo de adultos, en el marco de la educación permanente. Ahí estaba la OPORTUNIDAD. Esa que todo ser humano debiera tener a mano en cualquier momento de su vida.
Pasó medio siglo. Me faltan palabras para agradecer y estimular, sembrar la fe en las innovaciones, convencida de que siempre hay un comienzo difícil que espera cumplir cinco décadas. ¡Felices 50 años, escuela querida!
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Griselda Bonafede