«La verdad es que es un año muy especial para nosotros porque gracias a Dios pudimos, antes de terminar el 2012 -no por mucho- mudarnos a nuestras nuevas oficinas sobre avenida Sarmiento. Yo quería arrancar el 2013 acá porque es el año cuando cumplimos 35 años de vida, teniendo la tercera generación familiar en el negocio».
«Contamos con dos privados, cada uno tiene su propia oficina, sala de reuniones, realmente tenemos mucha comodidad y eso nos satisface mucho». Quien formula dicha descripción es Alejandro Cagliero, cabeza visible de la empresa familiar que se prepara para celebrar una fecha altamente significativa.
Nuevas opciones:
Entre los servicios diferenciales que se ofrecen, se encuentra el de «cobro garantizado», por el cual, la inmobiliaria se hace cargo del pago de un alquiler en los primeros días del mes, evitando al dueño del lugar demoras, contratiempos o dificultades.
En sus amplios e inocultables ademanes, se funden las expresiones lógicas de quien, como dueño de casa, se encuentra orgulloso por el desafío cumplido, junto a los detalles del profesional que durante tanto tiempo ha mostrado propiedades. Es así que no falta el tour por el espacio, pensado específicamente para atender las necesidades de los negocios inmobiliarios, pasando por la amplia y cálida recepción, la cual con su frente vidriado permite vislumbrar ya la primera de las oficinas. Avanzando, se llega a más dependencias, antes del escritorio de Alejandro, quien a su vez cede el paso para la generosa sala de reuniones.
Como no podía ser de otra manera, con cajas aún en los rincones, signo de que la mudanza está transitando por su etapa final, Alejandro explica, memora, ceba mates y casi al mismo tiempo atiende llamados por un par de líneas de teléfono celular además de otro fijo… es una tarde tranquila, dice entre risas luego del enésimo llamado. Las consultas se suceden y las decisiones ejecutivas van de la mano con ventas, compras, propuestas y soluciones. Casi nada queda pendiente, más allá de merecer la intervención de algún profesional colega.
La historia local marcará que Inmobiliaria Cagliero fue la primera de su rubro en publicitarse como tal. Antes, había sitios en los cuales, entre otras operatorias, se realizaban transacciones y desarrollos inmobiliarios pero tener un espacio específico para dicho fin, recién se pudo dar a partir de la visión de esta notable familia de nuestra ciudad, comenzada allá por 1978.
Era el año del Mundial de Fútbol en nuestro país, en la ciudad gobernaba Carlos Alberto Reyes Cuevas y el futuro sunchalense estaba plagado de oportunidades para desarrollar y crecer. Así lo vieron desde la familia, poniendo manos a la obra, seguramente sin imaginar que tres lustros y medio más adelante serían la inmobiliaria más respetada de la ciudad, contando con opciones no solamente en la región sino en países limítrofes como es el caso de Brasil.
Sobre el escritorio descansan papeles, anotaciones, cuadernos y un par de decenas de discos compactos. La música, rock internacional clásico, termina de completar el panorama mientras la charla avanza hacia las elecciones que lo depositaron a Julio César Sartini al frente de la Intendencia: “íntimo amigo de mi padre, habiendo yo trabajado activamente en su campaña repartiendo votos casa por casa”. Luego recordará también quiénes lo acompañaron en dichas experiencias, con anécdotas y risas de por medio.
¿Qué representa hoy estar al frente de una inmobiliaria, sabiendo que detrás de cada ladrillo hay sueños y expectativas?
Muchas veces uno debe ser más que un simple comerciante, casi un analista de las necesidades, de todo lo que no tiene cubierta la familia que busca una casa. También se tienen en cuenta las necesidades y posibilidades, ya sea en alquiler, compra o venta de lotes y viviendas.
La labor, va más allá de las cuestiones específicas de la atención de cada cliente, para lo cual cuentan con labores repartidas entre los miembros del staff y al mismo tiempo, se tiene una visión macro, buscando posibilidades de desarrollos inmobiliarios más amplios y a largo plazo.
“Es la posibilidad que siempre buscamos –reconoce Alejandro- de desarrollar un proyecto integral desde el comienzo mismo. Así se pueden planificar mucho mejor las diferentes etapas de cada propuesta”.
“No sé bien porqué –se sincera- pero siempre hemos sido buscados para llevar adelante este tipo de iniciativas en los últimos años. Casi todos los hemos concretado desde la inmobiliaria. Nos gusta mucho y nos sentimos muy cómodos haciéndolo, la gente lo percibe y por eso se van sucediendo este tipo de propuestas en todos los barrios de la ciudad”.
“Es muy satisfactorio ver el campo abierto y luego surgir las calles y cómo se va concretando todo. Recuerdo con mucha claridad por ejemplo el Barrio Hípico, que era un campo donde pastaban caballos y hoy en día ya está casi construido en su totalidad, habiendo pasado apenas unos pocos años”, recuerda ante la mirada atenta de su hija, quien apunta también otros ejemplos pasados, así como también proyectos de un futuro inmediato que tendrán impacto en la ciudad.
Entre risas pero con gran sinceridad, respaldado con nuevos y efusivos ademanes, explica que en ese tipo de situaciones “te levantás y te acostás con el loteo… vas al supermercado, salís a Low y estás con el loteo porque te consultan y siempre es algo vivo, latente y en constante expansión y crecimiento”.
Atrás va quedando la charla, que no se culmina en la entrevista propiamente dicha, sino que se prolonga por el pasillo, donde atiende nuevos llamados y en la vereda, con más consultas a la distancia. Una respuesta, un compromiso y un «ya voy», da por cerrada la conversación, para iniciar la búsqueda de esa casa que era requerida para dar solución a una necesidad inminente y que de otra forma no tendría un resultado positivo. Alejandro se calza sus lentes de sol y maneja, rumbo al sur, buscando la calle, saludando a quienes quedamos en la vereda, rezagados, mientras sonríe y eleva el sonido de la música, rock internacional, lógicamente.
