Los teatros de Buenos Aires

El presente artículo y los que le sucedan, albergan como objetivo, referenciar la existencia de los distintos teatros que tuvieron presencia en la ciudad de Buenos Aires, en un período que abarca desde 1783 (teatro de la Ranchería) hasta 1930.

En algunos casos aludiré a teatros desaparecidos y en otros a los que aún subsisten no obstante el tiempo transcurrido; tal es el caso del Teatro Liceo vigente desde 1872 ubicado en Rivadavia esquina Paraná y considerado el teatro más antiguo de Buenos Aires.

De cualquier manera y por razones que caen por su propio peso, sólo mencionaré algunos de ellos. Señalaré la fecha de su fundación y epílogo, para el caso de que esta circunstancia hubiera acaecido.

Quiero hacer unos comentarios previos que considero importantes en el contexto de los artículos a abordar.

Hacia 1810 se produjo una importante oleada inmigratoria, por la cual predominaron los de nacionalidad española e italiana y en menor medida francesa, alemana y suiza.

A su vez y por razones de resguardo y solidaridad entre otros motivos, se produce este fenómeno destacándose la conducta grupal en sociedades que se dieron en llamar Socorros Mutuos o denominaciones similares. Construyeron seguidamente teatros pero además cementerios, hospitales, escuelas, entre otras concreciones.

A modo de ejemplo de lo que estoy relatando, en nuestra zona encontramos a los edificios de teatro de las sociedades italianas de Rafaela, Humberto Primo, Ataliva, Sunchales, Vila y el de la sociedad israelita denominada Teatro Kadima, de Moisés Ville.

Portada de la edición de El Barbero de Sevilla, de Rossini, estrenada en Buenos Aires en 1825.

Es muy probable que Argentina sea el país que registre la mayor cantidad de teatros fundados en Sudamérica y la mayoría de ellos se hicieron con aportes de las respectivas comunidades.

Las obras concretadas constituyeron edificios de alta calidad arquitectónica (lo podemos constatar).

Hacia fines del siglo XIX la actividad teatral era fecunda, existía un gran amor por el teatro estando representado por compañías líricas y dramáticas, compañías de zarzuelas, operetas, espectáculos de variedades y el llamado género chico español. Los elencos por lo general eran extranjeros y actuaban grupos de teatro filodramático.

Hacia 1910, el predominio del cine convirtió a las salas en “Cine Teatro” y posteriormente muchos de ellos, en lamentables decisiones oficiales o privadas, dieron como resultado la demolición de los edificios.

Los arquitectos llegados a la Argentina tomaron como modelo los coliseos europeos de mayor prestigio y para su construcción trajeron materiales de ese continente. El resultado de las obras son de una belleza arquitectónica incomparable; a modo de ejemplo citemos al ingeniero y pintor saboyano Charles Henri Pellegrini constructor del Teatro Colón Primitivo (1857), el arquitecto inglés Henry Hundi y el alemán Hans Schroeder el Teatro Coliseum (1865), el arquitecto genovés Giovanni Battista Arnaldi el Teatro Liceo (1872), entre otros.

Teatro Coliseum, Lavalle 836, Buenos Aires (1865-1894).

Los europeos también constituían el personal técnico, así por ejemplo la empresa del Teatro Colón Primitivo contrataba artistas y artesanos de ese origen entre ellos a maquinistas, utileros, pintores y decoradores; así por ejemplo Baldassare Verazzi quien tuviera a su cargo la decoración del plafón y del foyer.

Los profesionales arribados de Italia fueron los responsables de la construcción de numerosos teatros a lo largo del país: el Teatro Argentino de la Plata (1890) a cargo del arquitecto italiano Leopoldo Rochi; las pechinas de las cúpulas cuya autoría corresponde al artista italiano Juan Latini (1855-1954). En la ciudad de Córdoba, el Teatro Rivera Indarte (1891) por el arquitecto italiano Francesco Tamborini (1846-1941); en la ciudad de Rosario el Teatro Politeama (1899) por el arquitecto italiano Gaetano Rezzara; también en la ciudad de Rosario el Teatro de la Ópera (1904) actual Teatro El Círculo, por el ingeniero – arquitecto alemán George Goldammer; el Teatro Tres de Febrero de Paraná (1908) por el ingeniero suizo Lorenzo Sieges; entre otros.

Como se advertirá, la influencia de la arquitectura europea en la construcción de los grandes teatros de la Argentina ha sido inexcusable; ingenieros, arquitectos y personal técnico alcanzaron un nivel profesional superlativo lo que se evidencia palmariamente en las obras legadas.

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José «Pepe» Marquínez

Bibliografía: «Los teatros históricos…», Colección Proteatro – Cora Roca.

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