Los teatros de Buenos Aires: Teatro Ombú (1901-1945)

Fue el primer teatro de Buenos Aires en el que se habló idish. Estaba situado en la calle Ombú 649 (1), hoy Pasteur, y como no podía ser de otra manera, su ubicación correspondía al barrio de Once, lugar en el cual se asentó gran parte de la colectividad judía de Buenos Aires.

Lo que ocurrió con este grupo étnico es común a la totalidad de inmigrantes: llegados a un lugar, se aglutinan en aras de ayuda, asistencia y protección mutua, además de compartir recuerdos de su tierra, costumbres, lenguaje.

En 1894 se funda la Asociación Mutual Israelita Argentina de Buenos Aires Jevra Kedusha Ashkenazi y hacia 1901 en la planta baja de ese mismo local se funda el teatro en idish.

Al usarse esta lengua, la concurrencia fue in crescendo, a raíz de la numerosa inmigración judía que llegaba a la Argentina.

El teatro ofrecía comedias musicales, melodramas, operetas y en algunos casos obras de autores nacionales traducidas al idish; tal el caso de El Movimiento Continuo de Armando Discépolo.

Afiches anunciando funciones en el Teatro Ombú.

En 1901 comenzó a funcionar el Teatro Ombú. Hacia 1916 lo hicieron dos teatros más en idish y allá por 1930 la totalidad de teatros que hablaban esta lengua eran seis: además del Ombú, Soleil (Avenida Corrientes 3150), Excélsior (Avenida Corrientes 3234), Olimpo (Pueyrredón 1463), Mitre (Avenida Corrientes 5425) y el Nuevo en Avenida Corrientes al 1500.

Por fin el Teatro Ombú cierra en 1945 y su local se transforma en la Asociación Mutual Israelita Argentina de Buenos Aires ubicada en Pasteur 633.

(1) La denominación de Ombú obedece a la batalla de mismo nombre ocurrida el 15 de febrero de 1827 entre las tropas del Ejército Argentino y las del imperio de Brasil. Ambos países se disputaban el control de la Banda Oriental, no tiene nada que ver nuestra conocida hierba.

Fuentes: «Los Teatros Históricos…», Cora Roca y “Misceláneas…”, de mi autoría.

Discépolo y Mateo

Armando Discépolo fue un destacado dramaturgo y director teatral, argentino, creador del grotesco criollo y prolífico autor de obras teatrales. Era hijo de Santos Discépolo, italiano y Lucía Deluchi, descendiente de napolitanos.

Además Armando Discépolo era hermano de Enrique Santos Discépolo aquel gran poeta del tango. Armando se dedicó a la dirección teatral y compuso numerosas obras tales como Stefano, El movimiento continuo, Relojero, Mustafá, La Fragua, Mateo.

Esta última se estrenó en mayo de 1923 en el Teatro Nacional y se refiere a los carruajes de pasajeros de tracción a sangre de un solo caballo, que circulaban por las calles de Buenos Aires. Por aquel entonces se los denominaba “Victoria” o “Coches de Plaza” (se estacionaban en derredor de las plazas: Constitución, Flores, Once y Retiro, entre otras). Eran verdaderos taxis.

Mateo era el nombre de un matungo cuyo dueño era Miguel, un inmigrante italiano que veía como la merma en su trabajo complicaba su existencia. Entonces Miguel volcaba en Mateo sus penurias y cuitas, se hizo confidente y encontró en el caballo su fiel compañero. Fue tanto el impacto popular que tuvo esta obra, que desde entonces a ese tipo de carruajes se los denomina “Mateo”.

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José «Pepe» Marquínez

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