Ritual, una puerta abierta a la danza sunchalense

Con la puesta en escena de «Ritual», Susana Rizzotto abrió una nueva puerta en la escena cultural sunchalense: la posibilidad de contar con espectáculos formados por danza contemporánea.

Suele darse de manera periódica la realización de Festivales, los cuales permiten exhibir a familiares, amigos y allegados, parte de lo producido en un ciclo. Sin embargo, aquí, el desafío fue diferente: sostener la convocatoria con una única propuesta.

Así como años atrás el «testigo» de la posta cultural fue tomado por Gabriel Fiorito, quien con el tiempo nos acostumbró a tener obras de teatro de nivel y con una periodicidad años atrás impensada, aquí se puede dar un camino similar. No es algo simple ni mucho menos pero el primer paso ha sido dado.

Solemos tener de manera frecuente conciertos y presentaciones musicales. También el teatro nos volvió habitués… ¿por qué no pensar que con esta disciplina no puede suceder algo similar? El público que se reunió en las ex cocheras Rotania para ver al grupo La Captura permite ilusionarse.

Estas tres manifestaciones artísticas tienen algo en común: la calidad de lo local. El destacar a jóvenes sunchalenses que actúan, cantan, tocan y bailan, debiera ser una constante. No es necesario recurrir a otros puntos de la geografía argentina para ofrecer propuestas culturales de relevancia.

La diagramación de espacios adecuados, su disponibilidad para ensayos y presentaciones, el poder contar con asistencia técnica profesional de parte del Estado local, será el paso siguiente para transformar estas patriadas en un calendario estable que posibilite tener ya certeza de fechas y un piso de calidad asegurado en cuanto a disponibilidad de elementos. Así se daría un camino de crecimiento de las artes escénicas locales, reforzando el espíritu que ya de por sí se evidencia y que es apreciado por localidades de la zona que contratan puestas sunchalenses.

Ritual y algo más
Si bien al no ser versados en el tema no podemos adentrarnos en lo específico de la danza, sí es dable destacar la preparación física que exhibieron todas las involucradas. Desde el fragmento de «Bolero», con la coreografía de Maurice Bejart que fue interpretada por Bianca Bach, pasando por la improvisación de Susana Rizzotto y Carina Radilov en su «Ensayo Nº 2» donde traspasaron barreras e involucraron activamente al público presente para que elija elementos y determine el rumbo posterior del accionar de ambas… así, estos espacios fueron preparando a los presentes para lo que se aproximaba. Además, la iluminación de José Galli -quien hizo maravillas con cinco tachos y poco más- colaboró para generar una atmósfera ideal.

En ese contexto, Bianca Bach, Ángeles Socín, Natalia Bolatti, Marilín Franza, Celina Paira y Clarisa Cravero encarnaron a las seis mujeres que unieron poderes y encarnaron los elementos fundamentales de la madre naturaleza.

Las coreografías se sucedieron, junto al uso de elementos puntuales que aportaban detalles de resalte en los desplazamientos que se sucedieron por más de veinte minutos.

Finalmente, podemos sostener que la prueba de la afirmación inicial está dada en la convocatoria para participar del Festival Danzar Santa Fe de la capital provincial, donde los asistentes podrán disfrutar de un fragmento de esta propuesta.

Sin lugar a dudas que esta puerta que se abre no es más de lo que se podía presumir a partir de la calidad del espectáculo ofrecido.

Relacionadas

Ultimas noticias