Único General Libertador retratado con la técnica del daguerrotipo inventada por el francés Louis Daguerre, que consistió en retratar una imagen a través de una cámara fotográfica, lo que dio inicio a la fotografía.
Fue tomado en 1848 cuando tenía 71 años. Vivía con su hija Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada “Merceditas”, su yerno Mariano Severo Balcarce (hijo del general Antonio González Balcarce quien combatió con el prócer en la batalla de Maipú) y sus nietas María Mercedes y Dominga Josefa en la localidad francesa de Boulonge-sur-Mer.
En el retrato de 10 x 8 cm. el anciano vestido elegante y sobriamente de civil miraba fijo en el horizonte trascendiendo el presente, con tristeza, melancolía y desencanto, tal vez presagiando su muerte cercana (falleció en 1850) y evidenciando el doloroso auto exilio por haberse negado a combatir en la guerra civil argentina y la ingratitud del gobierno de su país por su labor independentista. A pesar de esta desazón, en su testamento redactado en 1844 pidió que su corazón descansara en el cementerio de Buenos Aires.
A si mismo, la música de la Marcha de San Lorenzo fue realizada en 1901 por el soldado, violinista y compositor afro uruguayo Cayetano Alberto Silva. Este la confeccionó para homenajear al ministro de Guerra Pablo Ricchieri en la presidencia de Julio Argentino Roca por la instauración del Servicio Militar Obligatorio. Ricchieri propuso que se llamara San Lorenzo en homenaje a su pueblo natal santafesino y en alusión al bautismo de fuego de San Martín en dicha tierra.
En 1908 Carlos Javier Benielli, mendocino de origen, docente, escritor y poeta, amigo y vecino de Silva en Venado Tuerto, escribió la letra sobre esa música y se la reconoció como Marcha de San Lorenzo.
La fervorosa y altiva canción militar es una de las mejores y más populares que evoca a San Martín con reconocimiento mundial y se reproduce como recurso pedagógico en las escuelas argentinas. Su gran éxito está entre otras cosas, en la memoria de los ciudadanos que alguna vez la entonaron en el colegio siendo niños y adolescentes:
Febo asoma, ya sus rayos
iluminan el histórico convento.
Tras los muros, sordos ruidos,
oír se dejan de corceles y de acero.
Son las huestes que prepara
San Martín para luchar en San Lorenzo.
Y el clarín estridente sonó
a la voz del gran jefe, a la carga! ordenó.
Avanza el enemigo
a paso redoblado,
y al viento desplegado
su rojo pabellón,
y al viento desplegado
su rojo pabellón.
Febo asoma, ya sus rayos
iluminan el histórico convento.
Tras los muros, sordos ruidos,
oír se dejan de corceles y de acero.
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Fernando Calamari