(Por: Pablo Tosal – Para: Pickandroll) – Que mal día para el básquet argentino. En la tardecita/noche salteña Chapu Nocioni sufre un esguince de tobillo, horas después la selección en el sudamericano no logra retener el título abdicando ante la superioridad brasileña.
El título fue inobjetablemente para el mejor equipo del torneo. Brasil marcó superioridad en su zona y en los cruces de play off de semifinal y final. Dominó el partido decisivo hasta por 16 puntos de diferencia en el tercer cuarto, y ligó también todos lo balones necesarios cuando necesito de la suerte para meter puntos decisivos. Se le dieron todas y lo aprovechó.
Argentina no jugó bien. Tuvo un déficit importante para contener el gol exterior del rival y apostó a la zona defensiva que nunca se definió, si regalar el tiro y evitar la penetración o tratar de ajustar sobre el perímetro, pero estando en zona, aprovechar de no seguir en los cortes a los tiradores.
En realidad la defensa del perímetro en la zona fue muy arriba, y la media cancha brasileña tuvo la astucia suficiente para penetrar y poner bolas como daga en el corazón de la defensa. Sino, directamente buscaban el aro. Todo esto más la mano de Duda y Murilo desde la línea de triple fue demoliendo la defensa nacional.
En el primer cuarto hubo paridad. Argentina llegó al gol con sus internos y con Leo Mainoldi aprovechando su mano desde el perímetro. Pero la distancia se abrió sobre el final del segundo cuarto cuando la larga rotación argentina perdió eficacia en ataque y dependió mucho de Mainoldi (4/6 en triples en los primeros 20)
Brasil ganaba por 3 (34-31 a falta de 38 segundos), pero Murilo metió un doble, luego un libre y finalmente desde atrás de la mitad de la cancha y sobre la chicharra el base Nezinho castigó con un triple de los que duelen para llevarse el primer tiempo por 9 (40-31).
El segundo tiempo abrió con otro triple del interno Murilo que fue subestimado en su marca como pivote que sale a tomar el tiro de tres puntos. Al final fue el mejor del partido con 30 puntos y 4/4 en triples. La distancia se hizo de 12 y Brasil manejó con criterio los tiempos del partido, teniendo siempre a mano un recurso para convertir. En ese lapso Argentina erró hasta los libres (3/8) y convirtió solo 3 puntos en los primeros 4 minutos, permitiendo que la distancia se fuera a 16 en contra.
Cuando se vio tan abajo, al técnico de la selección Nicolás Casalánguida, no le quedó otra que apelar a lo extraordinario, a la apuesta de emergencia. El plan B a veces sale bien, pero no siempre. Argentina perdió la línea y fue más corazón que juego. Cerró por 10 abajo el tercer cuarto (62-52)
En el segmento final, nada pudo cambiar la realidad. La selección brasileña fue más sólida, contuvo todo embate Argentino con buenos rompimientos al canasto que desarticularon la zona defensiva. Con el empuje de Cantero y los goles de Schattmann la brecha se achicó 4 (70-66) con mucho por jugar cuando restaban más de 6 minutos.
Pero Brasil siempre tuvo un cambio más. Mejores respuestas individuales y como equipo. Aguantó la remontada y con un triple de Duda, capeó el temporal. Luego Murilo sentenció el jugo ratificando que fue el mejor jugador de la cancha. Nada pudo hacer esta vez el corazón argentino que lo dejó todo. Hubo un rival que fue superior, que jugó mejor y que se llevó el torneo.
Síntesis
Argentina (77): Luis Cequeira 4, Marcos Mata 0, Matías Sandes 6, Leonardo Mainoldi 14, Román González 11 (FI); Juan P. Cantero 25, Juan Pedro Gutiérrez 8, Leonel Schattmann 6 y Sebastián Vega 3. DT: Nicolás Casalánguida.
Brasil (87): Fúlvio 8, Duda 15, Jonathan Tavernari 5, Murilo 30, Joao Paulo 13 (fi); Arthur 3, Nezinho 5, Rafael 0 y Bruno Fiorotto 8. DT: Vanderlei.
Parciales: 18-19, 31-40 y 52-62.
