Chela de Lamberti: He estado en Corrientes

No precisamente en la capital, distante 440 metros y ubicada hacia el oeste, pero sí en Alvear, ciudad de alrededor de 10 mil habitantes, llena de historia, de verdor, de gente sencilla y generosa, donde las puertas abiertas y las pertenencias para el traslado de sus habitantes: bicicletas, motos, patinetas, etc. descansan a la sombra de un alero, en la libertad del patio abierto o bien en las veredas. Porque allí nadie se apodera de lo ajeno y los valores aquilatados afloran en cada gesto diario de convivencia. Armonía, entrega y calidad de anfitriones.

No ha sido el epicentro del desastre ecológico, económico y humano que tuvo como ejecutor al fuego despiadado, pero todo se relaciona y sus secuelas atraviesan las distancias. Viajando por los alrededores, los manchones negros sobre el terreno dan testimonio de la ferocidad del fuego trágico. La partida de los bomberos toma la ruta de Alvear, cruza su corazón y el séquito se congrega para acompañarlos con el corazón agradecido. Todas las edades, todos los vehículos, las manos agitadas, los rostros plenos de sonrisas. La pesadilla ha concluido, gracias a la lluvia.

Veinte cuadras, quizás algunas más, nos separan desde la plaza hacia la desembocadura del río Aguapey, a orillas del río Uruguay que la separa de la ciudad brasileña de Itaquí. El cristalino y armonioso recorrido del río Aguapey que se funde con las turbulentas e imponentes aguas del río Uruguay, brinda un paisaje natural que forma una maravillosa postal de la ciudad. Según dice la leyenda urbana alvearense, todo aquel que beba el agua del Aguapey, quedará comprometido a regresar algún día para rendirle honores nuevamente a su caudal. Fundada en 1863, a la sombra del “Ombú Protector”, árbol que se encuentra inmortalizado en el escudo comunal, su nombre se debe al ganador de la batalla de Ituzaingó. La versión oficial cuenta que el general Carlos de Alvear había nacido en la provincia de Corrientes, y en el afán de los congresales de 1863 por homenajear a su comprovinciano, nombraron Alvear al naciente pueblo.

En las escuelas de frontera se aprende castellano, inglés y portugués. Alvear cuenta con cinco escuelas primarias, dos secundarios y un Instituto de Formación Docente. También hay Jardines Nucleados, Escuelas de Danzas: Clásica y Folclórica. ¿Quién no sabe bailar chamamé en Corrientes? Distintos estilos, idéntica pasión. Sus carnavales congregan a turistas de todo el país. El Festival de la Virgen es otro acontecimiento con artistas de renombre; cuenta con la Plaza San Martín y otras plazoletas.

La Municipalidad es la institución importante que se ubica frente a la plaza. ¿Y qué encontramos dentro de este espacio verde? Pues nada menos que el edificio de la Biblioteca Popular, ícono de cultura para la ciudad. Merece especial mención la Parroquia Inmaculada Concepción, ámbito espiritual de los católicos. A finales del siglo XIX se concluyó el edificio. La imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción fue ubicada en su altar principal, donada por una devota ciudadana, Juana Barreiro. Agreguemos el Hospital Doctor Miguel Sussini y la Radio Club Aguapey, la única de la costa Uruguay en la provincia.

A los datos históricos, la naturaleza y las obras de sus habitantes, añadimos como dato sobresaliente la calidad humana de un pueblo sencillo, sereno y entregado en sus objetivos, respetuoso, abnegado y servicial. Esa misma calidad humana que predomina es el aliciente y la inspiración paran producir una nueva visita a esa hermosa tierra correntina. Especialmente a la Parroquia de la Inmaculada Concepción, donde hemos vividos momentos intensos y verdaderamente felices como familia.

Iglesia de Alvear, Corrientes.

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