El homenaje a nuestros padres

Solemos preguntar al mirar el almanaque: “Este año, ¿cuándo se celebra el Día del Padre?”, y allí está la respuesta, estampada en ese calendario que guía nuestras fechas y nos encamina por la travesía de los meses. Pero… ¿repetimos por hábito o sabemos por qué precisamente el tercer domingo de junio es el momento para agasajar a nuestros padres?

La primera vez que se celebró en Argentina fue un 24 de agosto. La iniciación del Día del Padre se retrotrae a comienzos del siglo XX, cuando Sonora Smart Dodd, hija de un veterano de la guerra civil estadounidense, rindió justo homenaje a su padre por haber criado en soledad a seis hijos con total amor y entrega, luego de que su esposa falleciera desafortunadamente en el transcurso del sexto parto.

El Día de la Madre ya tenía su lugar en el calendario allá por 1909 y Sonora escuchó un sermón religioso que la motivó. ¿Por qué, si las madres eran reconocidas por su misión, los padres no podían serlo hasta esa fecha? Decidida, propuso instalar esta festividad el día del cumpleaños de su papá, un 5 de junio. Finalmente esa fecha en su país no prosperó, pero sí la excelente intención de agasajar a todos los padres. En 1924 fue apoyada la idea de hacer este día nacional, y en 1966 el presidente Lyndon Johnson finalmente declaró el tercer domingo de junio como el Día del Padre en los Estados Unidos.

En Argentina, el primer festejo se realizó un 24 de agosto de 1958. Ese día, pero en 1816, nacía Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada, única hija del General Don José de San Martín y por tal motivo el homenaje se extendió a todos los padres. Si hemos leído “La infanta mendocina” recordaremos emocionados cómo fue la tierna relación padre-hija y cómo Mercedes cuidó de él en Francia hasta los últimos días del Santo de la Espada.

Dice la información: “Sin embargo, en la década del ’60 (y por razones principalmente vinculadas al marketing) el festejo en nuestro país se alineó con la fecha estadounidense, que también se replica en la mayor parte de Latinoamérica y en varios países europeos”. ¡Qué pena! El “marketin” (en español) tuvo mayor peso que una fecha realmente histórica, la cual nos permitiría evocar un momento excelso cuando la vida del héroe máximo fructificaba en una heredera.

Con omisión del sentido comercial, es indudable que la fecha marca en los corazones una pausa para rendir sincero homenaje a nuestro progenitor. El padre compañero, que secunda el cuidado y la crianza, el modelo que impone pautas y valores morales, el hombre firme que protege a su familia, el que comparte juegos, sueños y objetivos, ese padre presente que ayuda a vencer todos los obstáculos con su amor y firmeza, merece su especial galardón.

Aquellos que ya pasaron por nuestra vida y hoy aletean en el recuerdo permanente siguen registrando nuestros días, los sentimos cercanos y protectores. Somos los depositarios de una riqueza inmanente que no se impone en caudales; es la maravillosa herencia intangible, el legado entrañable que nos dejaron. Las palabras y consejos afloran a cada instante en nuestra memoria y el camino marcado a través de sus enseñanzas se mantiene luminoso, seguro e inalterable. Ya no hay regalos ni los encuentros con él alrededor de la cálida e íntima mesa familiar. Pero tenemos la firmeza de la oración que nos acerca en la fe y celebramos nuestra filial e intangible asamblea envueltos en el bálsamo y la policromía de las flores.

El Día del Padre trasciende fronteras

En España, el Día del Padre se celebra el 19 de marzo, por la Festividad de San José, padre de Jesús de Nazaret. Mientras tanto en Rusia, se estableció el 23 de febrero, Día de los defensores de la Patria. En Rumania en cambio, es el segundo domingo de mayo y en Australia y Nueva Zelanda, el primer domingo de septiembre.

Más allá de las particularidades en cuanto a la fecha, el objetivo de esta celebración trasciende todo tipo de fronteras: se trata de homenajear el amor, la dedicación y compañía de los padres (sean papás de sangre o del corazón), agasajarlos con obsequios y planear distintas actividades para hacer de este domingo un día especial para ellos. En Argentina es un clásico que los hijos preparen el desayuno para llevárselo a la cama a papá quien (a veces haciéndose el dormido) aguarda la sorpresa.

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