El Taller Protegido Rupay, dependiente de la Asociación Candi, celebró ayer sus 23 años de vida. Surgido como un espacio en el cual ofrecer la posibilidad de desarrollar oficios y habilidades a sus concurrentes, ayudándolos a insertarse en el mercado social y laboral.
La intención de incluir a jóvenes con discapacidad derivó en primera instancia en la elaboración de mermeladas artesanales, las cuales rápidamente tuvieron una gran aceptación local y regional que se mantiene al día de hoy. Este resultado exitoso permitió también explorar nuevas posibilidades y alternativas que abrieron distintos caminos productivos que permitan obtener ingresos para lograr la sustentabilidad de la organización.
Para el actual plantel de asistentes el hecho de aprender otro oficio les abre la posibilidad de un nuevo campo laboral; por otra parte se cristaliza la probabilidad de nuevos puestos de trabajo lo que significaría el ingreso de nuevos operarios, un gran aliciente para aquellas personas que aún no se encuentran insertas en alguna actividad.
¡Felicidades por un nuevo aniversario!
