Las Tejedoras de Unión cumplen 15 años de labor solidaria

(Por: Chela de Lamberti) – Afuera, el viento despeinaba los árboles de la Av. Independencia y el frío se colaba por la calle casi solitaria. Adentro, nos reuníamos por primera vez para tejer. Diversidad de colores, tamaños de ovillos, diseño de prendas y un solo objetivo: la solidaridad.

Años de acción femenina, compartida y comunitaria iniciada en 2001, pero desde el invierno de 2005 se instaló el proyecto de tejer para paliar los rigores de la estación más cruda del año. Rigores que atormentan a muchas familias de nuestra ciudad. Y pensábamos especialmente en los niños necesitados de abrigo, con insuficiencias hogareñas que no serían insalvables si nosotras, constituido el grupo para acciones sociales y culturales, nos disponíamos con nuestro trabajo a disminuir la dureza de los días.

No fue solo un intento. La decisión estaba tomada y no volvería atrás. Pero he aquí que el gesto se fue multiplicando y hubo muchas voluntarias de la comunidad que se fueron sumando para llevar adelante este propósito. Aparecieron las lanas y las manos laboriosas de verdaderas artesanas en el maravilloso entramado de los tejidos.

La acción pasó a ser colectiva, anónima en su mayoría, de marcada continuidad en la ciudad toda. Hoy están definidas las mujeres que son constantes en su aporte y otras que circunstancialmente se van sumando para producir, con la magia de los colores y los diseños de esas prendas que anualmente entrega el Club A. Unión a través de las Damas.

La permanencia de un propósito lo transforma en acción instalada y deja de ser un proyecto. Precisamente la continuidad y la perseverancia establecen la diferencia y diseñan un perfil definido dentro de las acciones solidarias sunchalenses. Año tras año se cumple con la convocatoria a instituciones que trabajan esencialmente con niños: Hospital, Casa del Niño, pero también los tejidos y la ropa llegan a hogares donde las edades varían pero las carencias son similares.

En este año especial de pandemia no cesaron las entregas. Contrariamente, han sido más extendidas a otras entidades y se cumplieron más fechas de convocatoria para las donaciones; un hecho que llenó de satisfacción por dar cumplimiento al verdadero sentido de las mujeres que trabajamos en este grupo de acción albiverde.

Cumplir quince años significa un hito de importancia. Motiva nuestro orgullo y establece la continuidad del compromiso asumido allá por el 2005. Es momento también para la gratitud, para todos los corazones generosos y las manos artesanas que sumaron el compromiso y la eficiencia. Sin ellas no hubiera sido posible alcanzar la relevancia que hoy tiene aquel proyecto que denominamos “Esperando el invierno”.

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