Aquel coche motor húngaro

Promediaba la década del 50 cuando, niño aún, emprendí un viaje a Córdoba en coche motor. El abordaje se concretaba en la Estación ”El Cisne”, ubicada a unos diez kilómetros al sur de Sunchales. La denominación de la estación obedecía a que su ubicación se emplazaba en territorio de cabaña ”El Cisne”, propiedad en aquel entonces de don Carlos P. Boero, criador de la raza bovina Shortorn (hoy en franco retroceso), propietario de unas 5.000 hectáreas, quien alcanzó a lo largo de su trayectoria a tener inscriptos más de 1.000 animales puros de pedigree de dicha raza.

El coche motor en cuestión provenía de Santa Fe y entre las estaciones que transponía antes llegar a “El Cisne”, se encontraba “El Bayo” (hoy desaparecida), cercana a Ataliva e “Ingeniero Boassi” correspondiente a Sarmiento. Hacia Córdoba paraba en Estación Casablanca (Colonia Aldao), Eusebia, Cotagaita (Brinkmann), Altos de Chipión, La Para, Obispo Trejo, entre otras. En la Estación Balnearia en la que también hacia escala, descendían los veraneantes que se dirigían a la famosa Mar Chiquita. El destino final lo constituía la estación ferroviaria de Alta Córdoba.

Estos coches eran de fabricación húngara, construidos en Budapest y la denominación correcta original era Gänsk. Cuando en la década del treinta llegó a Santa Fe el primer coche, se llevó a cabo una ceremonia oficial en la cual participó la colectividad húngara de la ciudad capital de la provincia.

Coche motor Ganz.

En realidad los coches fueron adquiridos para competir con el transporte automotor que por aquellos años iba creciendo y realmente introdujeron una innovación en el sistema, con su propulsión diesel eléctrica. Se importaron para cubrir ramales y vías secundarias y recorrieron la red del Belgrano. Fue por ello que el público escogía este medio de transporte, ya que eran ágiles, pequeños y veloces.

Los talleres ferroviarios de San Cristóbal se vieron beneficiados en aquel entonces ya que se les había asignado la reparación de los Ganz. A su vez, los depósitos de los mismos se encontraban en Santa Fe, Alta Córdoba, Salta y Mate de Luna (Tucumán).

Los coches simples poseían un motor de 240 HP de 6 cilindros y una capacidad para 84 asientos. Los triples a su vez contaban con dos unidades motrices, una en cada extremo y un acoplado con capacidad total para 252 pasajeros sentados. La velocidad máxima que desarrollaban los pequeños Ganz alcanzaba a los 120 kilómetros por hora y estaban dotados de un motor marca Ganz Jendrassiktipo 12 JV de 5 marchas. Los coches poseían baño y lavatorio y se identificaban con las letras CMU que significaba Coche Motor de Clase Única y a continuación le sucedía la numeración del convoy. A su vez los coches acoplados llevaban la identificación CAU (Coche Acoplado de Clase Única) y seguidamente el número que se le asignaba a la unidad.

Eran de color gris plata y contaban con una frecuencia entre Santa Fe y Córdoba y viceversa de seis veces semanales: tres a través de San Francisco y tres vía Balnearia.

Recuerdo su imagen en las postales de la época, atravesando las sierras cordobesas y también su figura era estampada en las cajas de alfajores de aquel entonces.

En 1963 arribaron al país los Ganz Mavac, que vinieron en cierto modo a sustituir a los pequeños Ganz, ya que aquellos eran de mayor porte. El motor era de 480 HP de 12 cilindros, los coches tenían capacidad para 64 asientos y el acoplado para 88 pasajeros sentados. Desarrollaba una velocidad máxima de 150 kilómetros por hora.

En rigor de verdad la performance de los pequeños Ganz fue superior a los Mavac, ya que aquellos dieron mejor resultado, los que circularon hasta las postrimerías de la década del 60 y los segundos tuvieron una vida útil hasta 1980.

Desde Santa Fe además del servicio a Córdoba, cubrían el trayecto San Cristóbal – Tostado y también circularon por zonas de la costa, a través del ramal Naré – San Javier.

Los Ganz de la primera época tenían mullidos asientos de cuero, espaldares corredizos, calefacción y amplias ventanillas que permitían observar sin inconvenientes el paisaje que trasponía.

El único coche motor en funcionamiento que quedaba en todo el país, se encontraba en Rafaela y en enero del 2014 fue víctima de actos de vandalismo siendo incendiado y destruyéndose todo el interior del coche. Había sido restaurado por la Asociación de Ferromodelistas y aquella actitud dio por tierra con 20 años de trabajo. El vehículo era modelo 1961.

Lamentablemente hoy ya no circulan, hace mucho tiempo que se decretó su defunción; evocarlos nos provoca un sentimiento de pesadumbre y nostalgia a la vez, ya que fueron importantes en un momento de nuestras vidas. Me lo imagino arribar a la estación “El Cisne” con su estampa plateada, su parabrisas protegido con varillas metálicas y su estridente silbato, que provocaba una inolvidable sinfonía en nuestros oídos y una emoción enorme en nuestros corazones.

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José «Pepe» Marquínez

Fuente: Diario El Litoral de Santa Fe (01/11/04), artículo de Andrés Alejandro Andreis.

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