El campo espera definiciones

Vacas pastando en un campo verde y tupido, una postal que no se ve tanto (Archivo).
Mientras la lluvia de las últimas semanas pasa a ser lentamente un recuerdo, se suceden las reuniones provinciales y nacionales pero no se conocen definiciones. El Departamento no fue incluido en la declaración de Emergencia Agropecuaria y el campo espera porque las temperaturas sigan dando un alivio.

De paso por la última emisión de Contactos, Hugo Sola, Presidente de la Sociedad Rural local y Norberto Minetti, gerente de la Cooperativa Agrícola Ganadera, describieron el panorama que atraviesa el sector en la región. Si bien fueron claros acerca de las complicaciones, evitaron dramatizar ya que rescataron el empuje que caracteriza al productor de la ciudad que puede marcar diferencias positivas en este contexto.

Entre otras cosas, comentaron que la ausencia de lluvias fue un problema importante al igual que las altas temperaturas que se fueron manteniendo desde diciembre, sin dar tregua. Esto, explicó Sola, hizo que se tuvieran que utilizar complementos para alimentar fundamentalmente a los animales destinados a la producción de leche, reservas estas que comenzarán a escasear en invierno al haberse consumido de antemano.

Minetti, en tanto, refirió que el norte es el que está en situación desesperante, ubicando geográficamente dicho espacio apenas un par de cientos de kilómetros de distancia de la ciudad. Con este panorama, adelantó que dsde la cooperativa se están tomando las medidas necesarias como para minimizar el impacto.

Finalmente, ambos coincidieron en que los tiempos que se manejan desde las distintas instancias de Gobierno -provincial y nacional- son diferentes a los del productor. En este sentido, cuestionaron la validez de realizar relevamientos en las próximas dos o tres semanas y recién a partir de allí sentarse a definir acciones. Igualmente, indicaron que pueden ser más útiles liberaciones y transparentación del mercado de granos que aportes económicos en forma de créditos que luego igualmente hay que reintegrar.

Reclamo de Carsfe
La Confederación de Asociaciones Rurales de la Provincia de Santa Fe (CARSFE) manifiesta su profunda preocupación por la situación que padecen productores y poblaciones de la provincia, a raíz de la persistente sequía que se abate sobre todo el territorio, con especial incidencia en el norte y noroeste de la provincia y que también afecta a algunos distritos productivos del sur santafesino.

Paralelamente, si bien destaca los aportes tanto del gobierno nacional –subsidios no reintegrables que son más un gesto que una solución- como provincial –ayer se declaró el estado de emergencia para 9 de Julio, Vera, General Obligado, San Cristóbal, parte de San Justo (desde la cabecera departamental hacia el Norte y General López- estas acciones distan mucho de constituir respuestas adecuadas ante la magnitud del fenómeno climático, que amenaza profundizarse en los próximos meses.

Entidades y profesionales relacionados con el agro ya cuantifican esas pérdidas en cifras millonarias, lo que deja en evidencia la débil protección que tiene por parte del estado el entramado productivo agropecuario, a quien se le sustrae limpiamente la renta sin siquiera recibir asistencia consistente cuando se producen las pérdidas que, como en este caso, son cuantiosas y colocan al borde del quebranto a producciones y regiones enteras.

Se ve aquí, con dura crudeza, todo lo que Carsfe ha venido manifestando por años, denunciado un sistema perverso que, vía retenciones, toma impuestos únicos en el mundo por su carácter, porcentaje y voracidad sin límites, un esquema que el gobierno nacional ha ejecutado y cuya injusticia queda ahora a la vista: millones de pesos transferidos sistemáticamente desde esta provincia a la Nación, con la devolución mínima y tardía de unos pocos pesos “testimoniales” que no solucionan nada en la coyuntura y que soslayan la discusión de fondo.

En estos meses, además de esta sequía impiadosa, el gobierno nacional ha cerrado sistemáticamente la comercialización normal de trigo y maíz, ha retenido porcentajes a la mayoría de los cultivos, ha consolidado una batería de impuestos cruzados, ha perjudicado la ganadería argentina y puesto en una encrucijada a la lechería.

A la cadena de comercialización caprichosamente controlada al arbitrio de una o dos personas, se le suman ahora precios internacionales bajos. Nada de ello le importa al gobierno nacional que pretende seguir con las retenciones tal como estaban, sin darse cuenta que está ahorcando –en vez de promover y apoyar como hacen todos los países exitosos, incluso con ejemplos cercanos en Uruguay y Brasil- a la principal fuente de divisas que tiene el país y el gobierno. Sigue la presión completa, con devolución cero: no puede sostenerse ese esquema.

Es hora de que el gobierno nacional asuma con seriedad y no con parches que el agro, y todo el inmenso complejo que moviliza, necesitan soluciones de fondo y la principal, además de obras de infraestructura básicas que permitan al campo seguir siendo competitivo, es la eliminación de las retenciones.

El campo pide ayuda, pero no se trata de subsidios. Se trata de algo tan elemental como que lo dejen trabajar y que dejen de agredirlo. Es hora de que el supuesto acuerdo nacional y el tono conciliador previo a las elecciones, se traduzcan ahora en hechos concretos porque el campo y el país lo necesitan.

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