El Fortín, Los Ases y aquellas orquestas… (Segunda parte)

Orquesta típica Monserrat, circa 1960. De izquierda a derecha: Omar Tadone (batería), Ilario Cagliero (contrabajo), Lider “Ninin” Gasparotto (acordeón); sentados: Américo Barbero (bandoneón), Orlando Martino (piano) y Elvio Monserrat (bandoneón). El cantor es Raúl “Piojo” Aguirre, de traje cruzado y peinado a la gomina. Foto: Archivo de José «Pepe» Marquínez.

Les decía en la primer nota que a raíz del empuje que recibía desde la capital, como efecto cascada el interior fue acogiendo la creación de conjuntos orquestales dedicados a la música de tango. Surgieron reconocidas orquestas, por ejemplo en Santa Fe, las típicas de Orlando Sorbellini, la de Raimundo Grasso, Alcides Sacchi y su orquesta, la típica Florida con el bandoneonista Norberto Batión, la Romano – Monserrat un poco más tarde, co-dirigida por el “fueye” sunchalense Félix (Filucho) Monserrat. En Rafaela, agrupaciones tales como la Típica Florida, Mastrandrea, la orquesta ReFaSi, el conjunto de Mario Platini, que a partir del 8 de setiembre de 1953 pasó a llamarse Cetta-Bainotti y luego hacia 1957 se transformó en Cetta Pignoni; la Vaquero, la orquesta típica de Eduardo Tacca, entre otras.

También existieron conjuntos en poblaciones menores. Así por ejemplo, en Humberto Primero surgió en los primeros años de la década del ’40 la típica «Phillips» dirigida por el violinista Dante Capovilla; en Morteros se formó la «Típica Novel» (en realidad su creación fue anterior a la década del ’40), orquesta con récord de permanencia, ya que recién se disolvió en el 2010 con la muerte de su último cantor: el recordado turco Zarzur; en Ramona existía la típica «Bravino» con la batuta de Arsenio Bravino, orquesta que en 1944 incorporó al joven violinista Juan Catto, de larga trayectoria en los escenarios de la zona y lamentablemente fallecido hace pocos meses. En Vila se destacaba la típica «El Ceibo», bajo la dirección del pianista Roberto Pairone, Santa Clara de Saguier se lucía con «Los Dados Rojos» conducida por Almo Bibolotti; San Vicente en 1943 fue testigo del nacimiento de «La Cumparsita», bajo la dirección del maestro Ovidio Rébola (durante el primer año de existencia) y luego bajo la batuta de Aldo Gaitán hasta su disolución en 1959, siendo sus cantores Ismael Aimeta y Nelo Ambrosino, aún con su nombre bautismal, luego archiconocido como Alberto Larrué. En Gálvez descollaba la típica «Ruggia» dirigida por el pianista no vidente don Pablo Ruggia y finalmente desde Bauer y Sigel hacía pata ancha la orquesta «San Pablo» con el músico Elvio Ballestero al frente del conjunto.

A esta altura del relato quiero aclarar que en aquel entonces algunas agrupaciones, si bien mayoritariamente ejecutaban música típica, por exigencia de las circunstancias en diversos casos alternaban con un género al que se lo denominó característico (pasodobles, rancheras y corridos, entre otros).

Durante la década aludida, ocurrió en Sunchales algo muy loco: casi simultáneamente se formaron dos conjuntos orquestales típicos (trascurría 1942): «El Fortín», nacido para los carnavales de ese año y «Los Ases», de reciente creación. Lo llamativo de este movimiento fue la rivalidad que se originó en torno a estas orquestas. De pronto la comunidad se dividió, tomando partido por alguna de las nombradas. Pero bueno, esa es otra historia, se las cuento en la próxima entrega.

Agradecimiento: a todos mis amigos tangueros de la zona, quienes aportaron sus testimonios y en algunos casos, previas “interconsultas”, me acercaron los datos necesarios para la elaboración de esta nota.

___
José «Pepe» Marquínez

Del mismo autor

Relacionadas

Ultimas noticias