Gusanos, bacterias y mohos que devoran el plástico

La contaminación plástica es un problema de primer orden a nivel mundial. Tanto porque se trata de un drama ambiental que no cesa de agravarse como por lo complicado que es resolverlo.

La voluntad política lo pondría mucho más fácil, qué duda cabe, y lo mismo cabe decir de la concienciación social, pero la sensibilización de políticos y ciudadanos parece brillar por su ausencia. Aunque también es cierto que el activismo está logrando una mayor sensibilización.

En este post vamos a centrarnos en unos aliados inesperados, que por ahora están dando muchas alegrías a los científicos, pues los resultados en pruebas de laboratorio son esperanzadores. De plasmarse en soluciones reales, también sería una excelente noticia para el planeta y, cómo no, también para nosotros.

No olvidemos que el deterioro del planeta supone también el de nuestro ecosistema y, por ejemplo, la contaminación de los océanos con plástico acaba perjudicando a nuestra salud de forma muy directa. Sin ir más lejos, que el plástico esté polucionando los mares significa inseguridad de la cadena alimentaria.

O lo que es lo mismo, un serio problema de salud pública que podría acabar con una fuente de alimentación primordial para la supervivencia del ser humano, como es la despensa del mar.

Pero no todo son malas noticias. Volviendo a esos laboratorios que no dejan de buscar nuevas fórmulas para acabar con este problema, encontramos algunas iniciativas realmente sorprendentes. Son proyectos que han descubierto el potencial que tienen las bacterias, los hongos y los gusanos para descomponer el plástico y, en algunos casos, también para la producción de bioplásticos.

Gusanos que convierten el plástico en anticongelante

Recientemente ha sido noticia el descubrimiento de una insólita capacidad de unos gusanos conocidos como gusanos de cera, utilizados como cebo por los pescadores.

Federica Bertotochini, científica del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria descubrió por casualidad que los gusanos habían conseguido escapar de sus bolsas agujereándolas gracias a un voraz apetito por el plástico.

En apenas unas horas una buena parte del plástico había desaparecido, concretamente polietileno, encontrando en las bolsas glicol etileno, el compuesto principal del anticongelante. Por lo tanto, la conclusión era obvia: los gusanos habían degradado el polietileno de un modo ecológico, sin tener que esperar cientos de años para su biodegradación.

El descubrimiento no servirá para acabar con el problema de los residuos plásticos empleando gusanos, si bien está buscándose el modo de sintetizar las enzimas que utilizan estos animales para así poder encontrar usos prácticos en este sentido. Es decir, se producirían a gran escala.

Bacterias que devoran plásticos

Antes de descubrirse las bondades biodegradables de los gusanos de cera con el plástico, los científicos habían hecho lo propio con las bacterias.

La bacteria bautizada con el nombre de Ideonella sakaiensis 201-F6 es una de ellas. Científicos japoneses descubrieron su buen apetito para comer PET o tereftalato de polietileno, el plástico más abundante.

El hallazgo se publicó en Science en 2016, haciendo hincapié en la importancia que tenía el hecho de que las bacterias pudieran emplearse en instalaciones especiales para el reciclaje de botellas y otros envases PET con el fin de metabolizar y degradar enzimáticamente el plástico.

Hasta entonces, solo se había logrado algo parecido con unas pocas especies de hongos, por lo que no podía considerarse una estrategia viable de reciclado, apuntaban. Sin embargo, aislar a esta nueva bacteria podría haber cambiado las cosas, a su juicio, ya que es capaz de utilizar el PET como su principal fuente de energía. El resultado es la conversión del PET en dos sustancias eco amigables. Concretamente, en “monómeros ambientalmente benignos, ácido tereftálico y etilenglicol”.

Hallan un hongo que degrada el plástico

En efecto, también los hongos pueden descomponer el plástico. En 2008, un grupo de estudiantes del departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, encontró en la selva amazónica un hongo que puede hacerlo.

Una de las estudiantes que realizó dicho viaje, Pria Anand, se dedicó a investigar el comportamiento de las muestras que había recogido en Ecuador en presencia del plástico, y con ayuda de otros compañeros descubrieron que un hongo llamddo Pestalotiopsis microspora puede degradar plástico. Ni siquiera necesitaba oxígeno para hacerlo, con lo que podría ser de gran utilidad para usar en vertederos, entre otras muchas utilidades.

También pueden producirlo: bioplástico

Las bacterias no solo pueden degradar el plástico, sino también producirlo. Una de las investigaciones más interesantes la llevaron a cabo científicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cuyo estudio se centró en bacterias que liberan una sustancia con la que se puede elaborar bioplástico.

Son las bacterias Pseudomonas putida, que tras autodestruirse generan una sustancia que es una materia prima idónea para fabricar bioplástico. Según el equipo científico, podrían utilizarse en la producción de bioplásticos para reducir el impacto ambiental y también el coste de producción.

Producir materiales plásticos más ecológicos sería una manera estupenda de atacar el problema desde la raíz. Si bien los inventos dedicados a buscar el modo de degradar más rápido y ecológico el plástico son interesantes, no dejan de ser un parche.

Por el contrario, usar menos plástico convencional, bien porque se encuentran alternativas diferentes o porque se hace uso del bioplástico reduce la contaminación plástica y ataca el problema de la mejor manera. Es decir, mediante la prevención. De todos modos, bien pensado, unos y otros enfoque son complementarios , por lo que siempre hay que celebrarlos.

Fuente: Ecología Verde

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