La Colonia Margarita, provincia de Santa Fe, también tuvo sus artífices dedicados a las maquinarias que la llevan, por los años 1938 y 1940, a fabricar máquinas corta trillas de arrastre con la marca «Margariteña» en reconocimiento al nombre del pueblo.
Sus fabricantes, los señores Picco, Apendino y Cía. llevaron adelante esta iniciativa durante varios años, saliendo de sus talleres unas 25 a 30 unidades anuales; después de unos años de actividad en el rubro esta firma se disuelve y se hace cargo de continuar con la producción de estas cosechadoras, el Sr. Juan Bautista Buriasco y Cía. quien traslada la fabricación de las mismas a la localidad de María Juana. Allí desarrolló un nuevo modelo de máquina pero ya en versión automotriz y con la marca «La Soberana», que luego se dedicaría a la fabricación de vagones y material rodante ferroviario.
Quizás una de las fábricas más jóvenes del país sea «Aumec S. A.», empresa surgida en Arequito, provincia de Santa Fe, por inquietud de dos personas con experiencia en la materia, Celino Audoglio (mecánico – tornero que había trabajado en la fábrica Senor de San Vicente y La Margariteña de Colonia Margarita) y Constantino Mecozzi (mecánico de maquinarias y motores diesel). Ambos se propusieron probar un prototipo de cosechadora para luego iniciar la fabricación en serie, cuyo proyecto se lleva adelante en tanto se formaliza la sociedad que conformara la nueva empresa que se denominará «Aumec» (nombre derivado del apellido de los iniciadores Audoglio y Mecozzi).

Al ser probada la unidad experimental en la cosecha de trigo de ese año y comprobado su funcionamiento, se decide su fabricación, que comienza en 1959 con seis unidades, aumentando a 15 en 1960 y luego incrementándose hasta 70 unidades anuales. Las cosechadoras «Aumec» gozaron de un buen prestigio tanto a nivel nacional como en los países vecinos, siendo preparadas también para trilla de porotos y arroz en terrenos pantanosos.
En la segunda mitad de los años ’50, en Firmat, provincia de Santa Fe, Nicolás Di Tullio (un mecánico que acompañó en sus inicios a Vassalli), levanta su propia fábrica construyendo allí sus primeras cosechadoras con marca propia «Di Tullio», la gran capacidad de trabajo de estas máquinas hace que gane adeptos, afianzándose su prestigio en el ambiente agrícola. Esto lo lleva, hacia los años 1962-63, a experimentar con las plataformas para cosechar maíz, a las cuales les modifica el sistema de recolección colocando correas alzadoras en lugar de las clásicas cadenas con engranajes que ocasionaban trastornos y roturas en el equipo juntador. Estas plataformas tuvieron un gran mérito por su eficiencia en el funcionamiento. Posteriormente, fabricaron sembradoras y silos con la misma marca siendo la razón social.

Emilio Callegari Bettiol, hijo de agricultores, nacido en Casilda en 1924, era una persona con gran voluntad e iniciativa y al terminar la segunda guerra mundial, surge la necesidad de la mecanización del agro y Don Emilio abre un taller metalúrgico, dedicándose a la reforma de máquinas cosechadoras de arrastre para convertirlas en automotrices, encontrando en esta experiencia la senda que habría de conducirlo a un emprendimiento mayor.
Así es que en 1949 construye de su propio ingenio su primera cosechadora automotriz, que al quedar demostrada su eficiencia en las pruebas de cosecha, hace que en 1950 instale su establecimiento para la fabricación en serie de un nuevo modelo de cosechadoras. La sociedad que se formalizó con Emilio Callegari fue el Establecimiento Industrial Rector Sacyf, siendo el nombre «Rector» la marca que llevaría estampada cada máquina que saliera de su fábrica. Posteriormente lanzan al mercado las máquinas llamadas mixtas, también automotrices, que podían emplearse en cosecha de grano fino (trigo, lino, etc.) y, con el recambio de accesorios y plataforma de recolección, se convertían en cosechadoras de maní. También fabrican las plataformas para cosechar maíz, aplicable a todas las cosechadoras. Finalizando la década del ’50, trabajan en este establecimiento más de 70 obreros y empleados en todos los órdenes de dicha empresa, siendo sus titulares el fundador, Emilio Callegari, Jerónimo P. Roirini, Adelqui Calcaterre y Enzo Citadini.
Luis Boschetto, junto con sus hermanos Miguel y Antonio, en sociedad con los hermanos Sebastián y José Raimondo, formaron de común acuerdo en 1939, una sociedad para dedicarse a la fabricación de máquinas corta trilla de cereales en el tipo automotriz en la localidad de Angélica, provincia de Santa Fe. En ese año, construyeron dos unidades que fueron puestas a prueba en la cosecha de trigo de ese período y el éxito de la prueba fue la culminación de esa primera etapa que los llevó a ampliar la producción a varias unidades anuales. Al retirarse de la firma, los hermanos Raimondo, la misma quedó constituida bajo el nombre de Luis Boschetto y Hnos. S. A., utilizando como identificación la marca «Angélica», o sea, el nombre del pueblo donde se fabricaba. El primitivo taller se fue ampliando con modernas instalaciones. En los comienzos de la década del ’70, dejan de producir cosechadoras y se dedican de lleno a la fabricación de plantas de silos.
En los años ’40, unos agricultores también de la zona de Casilda, Santa Fe, comienzan a experimentar con un aparato que pudiese cosechar el girasol y el maíz, llegando así a los años 1943 y 1944 a crear un dispositivo que podía usar la corta trilla de cereales para la recolección de maíz. Ramón y Amadeo Guasch, siguiendo con las pruebas, llegan al año 1951, con su creación a cabo y que es patentada con el número 86.650, que les permite fabricarlos en serie con su marca de nombre «Guasch». Siguen, años después, con la producción de cosechadoras automotrices de diseño propio y sembradoras de granos gruesos, reconocidas en el campo por sus cualidades; totalizando hacia los años 1957 – 1960, una producción de 180 unidades anuales en su establecimiento de Casilda.

