Cuando recibimos el almanaque en cada comienzo de año miramos con detenimiento las fechas que nos interesan, comenzando quizás por la del cumpleaños, los feriados, los meses destacados por las evocaciones históricas y ya nos fijamos, quizás, en las fiestas finales de diciembre.
Quienes nos hemos desempeñado en ambientes escolares, invariablemente fijamos nuestra vista en los acontecimientos históricos que habremos de evocar y reverenciar porque aflora todo el caudal acumulado durante años de aula para transmitir la historia, nuestra valiosa historia argentina, esa que tratamos de mostrar generando respeto a partir de los primeros grados, adaptando los conocimientos a las capacidades del momento para formar futuros ciudadanos con profundo sentido de pertenencia y valoración.
Se extraña. La añoranza de aquella época nos lleva a imaginar que nuevamente las figuras de Mayo en 1810 se apreciarán en un escenario escolar, otra vez las estrofas del Himno patrio surcarán aulas, galerías y patios, colándose en pizarrones ilustrados para rememorar la fecha. Evoco aquellas banderas pequeñas que nos ofrecían en mi escuela primaria del pueblo (que nadie se quede sin banderita para agitar en el camino hacia del Tedeum y después, en el acto de la plaza).
¿Vivirán semejantes emociones los niños de hoy? Han nacido en otra época, rodeados de elementos que la tecnología les ofrece; quizás sus intereses más profundos se orienten hacia otras áreas del conocimiento. Recuerdo, creo que fue en quinto grado, cuando nuestra maestra nos dio a elegir lo que estudiaríamos para el día siguiente. Y votamos, por Historia o Ciencias Naturales. Ganaron los de Ciencias, a los cuales les recriminé crudamente que no se interesaban por la historia, nuestra historia. No lo podía creer.
Evoco haber leído sobre Martín de Pueyrredón (primer Director Supremo después de la Independencia en Tucumán), quien vivía cerca del Cabildo y en el momento que los hombres de mayo reclamaban con paraguas en día lluvioso, él se encontraba escribiendo en su casa. Los gritos llamaron su atención e hicieron que dejara el asiento para cerrar la ventana. En su diario particular escribió: “Unos muchachones están haciendo bulla frente al Cabildo”. ¡Qué triste! El hecho magno de nuestra libertad de España como pueblo sublevado, no fue captado frente a sus ojos.
La fecha se repite. Toda su carga emotiva nos embarga, hoy como ayer. Los hombres de Mayo tienen, en Buenos Aires, a sus descendientes que fundaron un nutrido grupo para rendir homenaje permanente a aquellos hombres venerables y los demás protagonistas de la historia que nos forjaron una patria libre. Con motivo de los 200 años de aquella fecha estuvo Mario Passo en Sunchales, chozno nieto de Juan José Passo, secretario de la Primera Junta de Gobierno Patrio en 1810. Integra el numeroso grupo llamado “Fundadores de la Patria”; fue invitado por el Club A. Unión y participó de la ya consagrada Fiesta Nacional del Fútbol Infantil. Sí, el representante de aquella sangre histórica estuvo en Sunchales.