Recuerdos y más recuerdos, la historia del clan Audero – Capítulo 10

Casamiento de Aydee y Chocho, 10 de junio de 1965.

Finalmente me llegó el turno a mí, Chocho, de dejar la soltería, casándome con mi querida Aydee María, el 10 de junio de 1965.

El año 1967 fue mitad triste y oscuro, con la muerte de Ermelinda el 15 de junio, con tan solo 47 años de edad.

La otra mitad del año fue toda alegría y felicidad, con el nacimiento de nuestra primera hija, Roxana Aydee, el 13 de octubre de 1967.

Dos años después, más alegría y felicidad, con la llegada de nuestra segunda hija, Marina Claudia, el 12 de diciembre de 1969.

En 1970 siguieron los momentos lindos, alegres y felices. Se festejaron los 50 años de casados, las bodas de oro de mamá y papá (1920 – 1970). Invitamos a todos los tíos, tías y primos, a un riquísimo almuerzo, realizado en el viejo galpón. Se siguió la gran reunión todo el día, hasta llegar a la merienda cena.

En ese período entre 1969 y 1970, logramos hacer la cuarta casita, pequeña, sencilla y humilde, pero reconfortante, donde pasaron a vivir papá y mamá, hasta el fin de sus días.

Mientras, nuestra querida República Argentina seguía creciendo, a pesar de estar como la conocí siempre, envuelta en llamaradas, con golpes de Estado, con peronistas, con antiperonistas, con continuas inflaciones y políticos, que jamás se ponían de acuerdo, a los que les gustaba el poder pero que no estaban capacitados para dirigirlo bien.

Así y todo, Sunchales cada día crecía más y más, y nosotros, los Audero, también lo hacíamos, al ritmo de todo. Pero como a todos, y sin darnos cuenta, también nos seguían pasando los años.

Llegó el año 1976. Papá se nos enfermó, tal vez por la edad o por el destino. No lo veíamos nada bien, así que decidimos contactarnos con el tío Ambrosio, para que lo venga a ver. Al día siguiente ya se hizo presente para visitarlo y visitarnos.

Aydee y Chocho en su fiesta de casamiento, junto a Nancy, Jorge y Antonia.

Para nosotros, el tío Ambrosio fue el tío más tío de todos los que teníamos. Era como nuestro segundo Dios. Cuando vivíamos en el campo, nos visitaba todos los domingos. Iba en bicicleta, y nos llevaba para todos regalitos, como caramelos y cosas ricas. Lógicamente mamá hacía los ravioles caseros que a él tanto le gustaban.

Fue Ambrioso el que hizo el avioncito de madera que actualmente está colgado en el amplio tinglado del galpón. Debe tener más de 80 años, y según el tío, eran los tipos de aeroplanos que se usaban en la triste guerra en la que él había participado, defendiendo cuatro años a su país Italia.

Volviendo a la visita, en el dormitorio junto a papá estábamos todos. Es decir, nosotros los hijos y las tres nueras. El encuentro de ambos con besos y abrazos fue muy emocionante.

El tío le dijo: «¡O fratello mío!». No recuerdo quién dijo: «Pobre papá», a lo que el tío contestó con esa lucidez que tenía: «Yors no es pobre, es un afortunado de, en el estado en que está, verse rodeado por su mujer de toda la vida y todo su grupo familiar. Es un privilegio que muy pocos hombres en el mundo tienen.

Finalmente, el día 4 de junio de 1976, a los 79 años de edad se nos muere el primer actor de esta historia, el italianito, el gringuito, Yors, Don Jorge, papá.

Delio quiso que se lo velara en el living de su casa. Todavía no existían empresas con salas de velatorios.

Mientras tanto, seguían sucediendo los cumpleaños de cada integrante del clan, con sus correspondientes fiestas familiares.

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