A 152 años de la Segunda Colonización

Fracasado el primero de los intentos fundacionales, tan solo un año después, llegó la segunda oportunidad para radicar una población en esta zona. La figura del belga Don Carlos de la Mot, emerge con fuerza siendo protagonista indiscutido de este tramo de la historia sunchalense.

Fue él quien planificó y concibió la empresa de traer agricultores de Europa y afincarlos cerca del Fuerte, aprovechando la mensura de tierras que previamente había efectuado el ingeniero Cayetano Livi en el primero de los intentos de colonización.

Don Basilio María Donato, en su libro «Noticias del Fuerte de los Sunchales y sus tres colonizaciones», incluye, entre otros elementos históricos, el Contrato de Colonización que aporta sustento legal a este emprendimiento. El mismo se transcribe a continuación:

En la capital de Santa Fe, a los 18 días del mes de mayo de 1868, en el Salón del Despacho del Gobierno de la Provincia, por una parte el señor Ministro General de Gobierno don Doctor Simón de Iriondo, completamente autorizado por Decreto Superior fecha 14 del actual y don Carlos de Mot, por la otra; siendo presente el infrascripto Escribano Público de Gobierno, con el objeto de formalizar un Contrato de Colonización, bajo los siguientes artículos:

Artículo N° 1: El Gobierno de la Provincia, cede a beneficio de don Carlos de Mot los terrenos destinados por el 23 de agosto de 1866 para el establecimiento de la Colonia en Los Sunchales, cuyos planos existen en el Departamento Topográfico.

Artículo N° 2: Don Carlos de Mot se obliga, por su parte, a poblar dichos terrenos con cien familias de labradores europeos, compuesta de tres personas cada una; de 12 años arriba de edad, al término del año 1869 y de aumentarlas hasta el número de 200, en iguales condiciones antes del año 1871.

Artículo N° 3: Cuando las primeras 100 familias se hayan establecido en la Colonia, el Superior Gobierno extenderá a favor del empresario, título de propiedad, por la mitad del mencionado terreno, de 10 leguas en la parte sur; y cuando se complete el número de 200 familias, el Superior Gobierno extenderá título de propiedad por el resto del terreno, esto es, por las otras 10 leguas.

Artículo N° 4: Por cada individuo que el empresario introduzca en la provincia de Santa Fe, para el establecimiento de la referida Colonia, el Gobierno abonará 20 Pesos Fuertes por cada uno a su llegada a este puerto; debiendo computarse por un solo individuo, dos de los que tuvieren de 4 a 12 años de edad y por cada uno de ellos se le abonará lo que quede estipulado proporcionalmente, es decir, 10 Pesos Fuertes por cada uno.

Artículo N° 5: El Excelentísimo gobierno entregará gratis al empresario, copia de todos los planos y delineaciones del expresado terreno.

Artículo N° 6: Los habitantes de dicha Colonia, serán exonerados de todo impuesto fiscal por el término de cinco años, desde su instalación.

Artículo N° 7: El gobierno no retirará el Cantón (El Fuerte) que actualmente guarece a Los Sunchales, hasta fines del año 1871 a menos que, cuando haya establecido algún número de familias, el empresario solicite que dicho Cantón, se traslade a otro punto, un poco más fuera, pero siempre en el área de la Colonia.

Artículo N° 8: Este contrato será sometido a la consideración de la Honorable Asamblea Legislativa de la Provincia para su aprobación como deben y pueden en forma y conforme a derecho. Así lo otorga y firmaron por ante mi, que doy fe. Carlos de Mot – Simón de Iriondo. Ante mí, Escribano Público y de Gobierno, Santa Fe, mayo 18 de 1868.

Visto el precedente contrato y estando estrictamente ajustado a las bases aceptadas, apruébase en todas sus partes y dense los testimonios que solicite. Cabal. Iriondo.

Fracaso de la empresa
Lamentablemente, este segundo intento no prosperó y en 1872 se produjo el desalojo de la Colonia. Habría una tercera oportunidad más adelante pero primero, las escasas familias que aún permanecían -algunas se habían trasladado a la zona de Esperanza- debían aún dejar atrás la mala imagen cosechada por La Mot, quien prácticamente no había estado presente en el lugar, generándose además inconvenientes y dificultades por el idioma, la religión, las monedas y las costumbres imperantes.

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