A 6 años de la desaparición física de Walter Lemos

Como con tantos otros sunchalenses destacados, la ciudad sostiene una importante deuda con este grande del atletismo nacional. Cuenta Tomás Rodríguez en el diario «El Litoral» que «Manuel Victoriano Lemos, nunca se imaginó a fines de la década del ´40, que su pequeño nieto Walter Cándido, quien se adiestraba corriendo por los campos y rutas de compacto natural de Sunchales y localidades adyacentes del Departamento Castellanos, se erigiría algunos años después como una de las principales figuras del atletismo argentino y sería elogiado por el Presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón». Lamentablemente, esos elogios, años después lo harían sufrir una persecución política por la llamada “Revolución Libertadora”.

Lemos tenía una ilusión: soñaba con participar y repetir las hazañas de sus comprovincianos Juan Carlos Zabala (Rosario, 1912) y Delfo Cabrera (Armstrong, 1919), medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 y Londres 1948. Sus padres, Claudia Lastra y Manuel Lemos, tuvieron seis hijos más, siendo él el quinto de siete hermanos.

Luego de un paso por el fútbol, integrando el plantel de Primera División de Libertad, participó de una carrera que fue organizada por el bar «Cifré», en el cual participaron los jugadores de Primera y Segunda División de la entidad aurinegra, junto a fondistas invitados de otras provincias, concluyendo Lemos en el segundo lugar. Luego llegaría una nueva presencia destacada en Rafaela, superando por amplitud a al campeón argentino y sudamericano de cross country, Reinaldo Berto Gorno (medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952, detrás del checoslovaco Emile Zapotek).

Instalado en Buenos Aires desde los 16 años, a los 20 ya se había formado un amplio renombre, siendo el principal protagonista de las pruebas que se organizaban en distintos puntos del país.

El sunchalense pasó a ser un notable fondista que brilló en la década del ‘50, saltó a la fama al ganar en 1954 el popular “Maratón de los Barrios” organizado por la revista semanal El Gráfico por las calles de la ciudad de Buenos Aires. La hazaña fue el pasaporte hacia el Olimpo deportivo. Junto a su entrañable amigo, Osvaldo Suárez, fueron alternándose para pulverizar numerosos records nacionales e internacionales de múltiples distancias.

Para Lemos, ganar y hacer tiempos cada vez mejores era una costumbre cotidiana. El 20 de julio de 1955 se impuso en la carrera que unía el Obelisco con la Residencia Presidencial de Olivos, recibiendo de manos del propio Juan Domingo Perón una motoneta, evento que luego representaría el inicio de su persecusión.

Cuenta la historia que una destacada labor cumplieron el 7 de julio de 1956 los atletas Suárez (29’ 49” 1/10) y Lemos (29’ 49” 4/10). Ambos consiguieron establecer nuevos registros Sudamericanos y estuvieron a punto de batir los obtenidos por Sandor Iharos (Hungría), Vladimir Kutz (Soviético, nacido en Aleksino, Ucrania) y Douglas Alistair Gordon Pirie (Leeds, Inglaterra) en el orden mundial.

Durante esa temporada Lemos estableció el mejor registro argentino y sudamericano de los 10 mil metros con 30’ 24”, hasta entonces en poder del atleta paranaense Raúl Ibarra. El 24 de marzo de ese año volvió a superar su registro individual de los 10 kilómetros con 30’ 10”. El 16 de septiembre, el atleta sunchalense alcanzó en 3.000 mts., con un tiempo de 8’ 15” 9/10, en la pista de Villa Domínico, nueva marca nacional y sudamericana.

Luego llegó la suspensión política decretada por la «Revolución Libetadora», hecho que le impidió participar en los Juegos Olímpicos de Melbourne.

Registro de la participación Olímpica de Walter Lemos.

Cuando finalizaron los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, con fracaso y papelón de la Argentina, en forma perversa e insólita, se levantó la sanción a Lemos y Suárez. En ese tiempo, los atletas nacionales continuaban entrenándose en la pista de Villa Domínico. Entre los últimos minutos de esa temporada y los primeros de 1957 participaron en la histórica corrida de San Silvestre, realizada en San Pablo (Brasil). El santafesino Lemos se clasificó cuarto en la carrera dominada por el bonaerense Suárez, quien le ganó al bicampeón olímpico de Melbourne, el soviético Vladimir Kuts. Unos días después, en el estadio de Pacaembú (San Pablo) el atleta sunchalense se impuso por amplio margen al subcampeón olímpico Gordon Pirie (británico).

Estas actuaciones de los atletas argentinos reforzaban los comentarios de la prensa internacional que hacía hincapié en que la intervención de la “Revolución Libertadora” impidió que los dos mejores atletas argentinos de esa época se adjudicaran varias preseas especialmente de oro y plata- en los Juegos de Melbourne 1956.

La temporada siguiente fue la de máximo esplendor deportivo para Lemos: el 17 de marzo de 1957 en la pista “Próspero Allemandri”, de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, estableció marca tope sudamericana en los 10 mil metros con 29’ 38” 8/10.

Lemos siguió entrenando y creciendo notablemente en su labor individual: 35 días después, el 21 de abril, en la media maratón (21.097 metros) celebrada en Viña del Mar (Chile), paró los relojes en 1 hora 5’ 15” 8/10, obteniendo el récord sudamericano en esa distancia.

La revancha Olímpica llegaría participando de las Olimpíadas de Roma en 1960, aunque estaría lejos de aquellas perfomances, culminando en la 50° posición.

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