Historia sobre rieles: El “camino de hierro” en Sunchales

Ferroviarios en una foto tomada en la mesa giratoria. Algunos de los presentes: Cui Mariani, Braica, Toto Tosetto y Horacio Rodríguez.

(Por: Licenciado en Historia Fernando Calamari) – El origen de la línea férrea que pasaría por este distrito era de 1854 y surgió a través del proyecto de la Confederación Argentina de construir una red que conectara Rosario y Córdoba para dinamizar el tráfico comercial y transporte de pasajeros. Para esto, en 1863 se creó la empresa Ferrocarril Central Argentino con capitales británicos. De esta manera, se articulaba la política oficial de fomentar el desarrollo del interior con las inversiones privadas extranjeras.

En este contexto, el gobierno nacional preveía extender en 1864 dicho trazado. Por lo tanto, se colocaron mojones y se reservó para la empresa un terreno de una legua cuadrada como parte de la retribución de su futuro servicio. Un paso importante para la concreción del proyecto fue el control definitivo de las tierras sunchalenses obtenidas a los indios Abipones a través de la guerra de conquista que Santa Fe realizó en la segunda mitad del siglo XIX, logrando en 1869 que dicho pueblo originario fuera contenido en Monigotes. Por esta razón, Sunchales no estaba bajo el peligro del ataque de sus pobladores ancestrales. En ese año, y articulando el aspecto bélico mencionado con el del ferrocarril, se fusionaron las empresas Central Argentino y Buenos Aires y Rosario, adquiriendo la compañía esta última denominación.

Estos dos hechos (la conquista de la tierra y el paso del tren) fueron aprovechados por la avezada mentalidad de empresario colonizador del prusiano Carlos Guillermo Ernesto Chrzescinski (el mismo se cambió como Christiani para que se entienda mejor su apellido) cuando en 1875 obtuvo las tierras que le pertenecían a Charles de Mot (éste fue el artífice de la segunda colonización de Sunchales en 1868).

El crecimiento de la empresa férrea hacia esta zona significaba fomentar la colonización agrícola en el centro oeste santafesino. Esto le daba buenos augurios al negocio que planificó Christiani, con permiso del gobierno de la provincia, para vender en fracciones los terrenos a los futuros pobladores del espacio rural y urbano en la tercera colonización de Sunchales en 1886. Esta forma de colonización se denominaba privada y tenía su mayor exponente exitoso en la fundación de Rafaela en 1881 por el empresario Guillermo Lehmann (antiguo socio de Christiani).

Un año después que el Gobernador Gálvez aprobó la fundación de la colonia Sunchales, donde reconoció como su fundador a Christiani, en julio de 1887 -previo paso por Gálvez y Rafaela, lo cual refleja la dinámica ramificación del ferrocarril-, se inauguró oficialmente el ramal del Ferrocarril Buenos Aires y Rosario a Sunchales.

El flamante edificio de la estación de tren era de estilo inglés con techo de tejas anaranjadas, paredes de ladrillo descubierto y grandes aberturas. Sus características edilicias lo hacían sobresalir en el paisaje urbanístico sunchalense caracterizado por pocas viviendas bajas y ranchos modestos. Su ubicación era cercana al sudeste de la colonia y se localizaba en el pueblo a poca distancia de la plaza principal, conectándose con esta mediante el Boulevard Christiani (actual Avenida Independencia). Esta fue la arteria más importante del casco urbano y manifestaba la importancia de la estación como punto de referencia económica y social.

Christiani no fue el único que vislumbró sacar provecho por el paso del ferrocarril en Sunchales, sino también su socio administrador y connacional Carlos Steigleder y el ingeniero inglés de la compañía ferroviaria Jorge Eduardo White, entre otros. Ambos adquirieron importantes propiedades en las cercanías de las vías y de la estación. En el caso del primero, antes de la llegada del ferrocarril, compró en 1886 dos campos (en uno de éstos construyó su vivienda de elegancia sobria y dimensión espaciosa) y el segundo adquirió en el mismo año del paso del tren en 1887 ocho propiedades (2 urbanas y 6 rurales). Esto significa que este medio de transporte valorizaba los bienes inmuebles ubicados en sus adyacencias y que la colonización incluía el aspecto especulativo inmobiliario en desmedro de los humildes colonos que llegaban al distrito para trabajar y prosperar en el aspecto productivo.

A su vez, Steigleder hacía publicidad en el diario La Unión de Esperanza para la venta de los terrenos utilizando la ventaja del paso del ferrocarril en Sunchales ya que resaltaba su rapidez y bajo costo para las personas que querían radicarse en la colonia.

En efecto, el “camino de hierro” fue fundamental para Sunchales porque permitió la llegada de pobladores y la salida de la producción de trigo, lino, maíz -lo cual infiere la diversidad productiva primaria- y de artículos derivados como harina de trigo. Ésta era elaborada por los dos molinos harineros, uno de ellos ubicado a pocos metros de la estación. Esto se potenciaba porque su característica de trocha ancha permitía mayor capacidad de carga de mercaderías. Paralelamente, su recorrido local y su expansión hacia el norte demandó diversos productos y servicios, como alimentos a los peones y ladrillos para edificios, lo que benefició momentáneamente a la economía sunchalense.

Además, desde Rosario se traían diversos productos para abastecer a los comercios locales -como alimentos, textiles y herramientas- y el diario La Capital. De esta manera, la colonia estuvo integrada en un circuito comercial de oferta y demanda de diversos artículos que dinamizaron su actividad económica y social.

La concreción del ramal hacia Pinto (Santiago del Estero) en 1888 y posteriormente a la ciudad de Tucumán en 1891, la convirtió en la línea particular más extensa porque recorría 717 km. Esto hizo que aumentara su importancia como transporte de carga ya que conectaba la región pampeana con el noroeste argentino. Igualmente, se preveía que esta red sería una de las más importantes del país debido a que atravesaba la zona más cultivada de trigo -pilar del modelo agroexportador- de Argentina y llevaba el cereal desde los centros de producción hasta los puertos de exportación, principalmente Buenos Aires.

En la parada del tren en Sunchales, los viajeros salían a estirar las piernas en el andén, a su vez, el buffet de la estación y los vendedores ambulantes, les ofrecían comida y bebidas. De esta manera, se creó una actividad comercial alternativa e indirecta del transporte de pasajeros que, según su disponibilidad de dinero, podían consumir en una u otra opción.

Otro beneficio del tren fue que conectó Sunchales con otras colonias y ciudades de la provincia a través de distintas líneas férreas de jurisdicción nacional y provincial. En efecto, en 1891, para el primer caso, el trayecto abarcaba Rosario (también salía para Villa María y Córdoba), Gálvez, Aurelia, Rafaela, Palacios, Monigotes, Arrufó y Hersilia; mientras que para el segundo caso, recorría Esperanza, Lehmann, Ataliva, Humberto 1°, Constanza y San Cristóbal. De esta manera, nuestro distrito estaba comunicado con diversas áreas a escala regional, provincial y nacional. Esta comunicación se potenció con el telégrafo de la estación.

A su vez, el paso del tren era una importante fuente de trabajo local masculina, por ejemplo, en 1895 seis personas ocupaban distintos puestos, por ejemplo telegrafista, cargador, administrador, boletero, aguatero y leñador. La diversidad de oficios indica los distintos aspectos que conformaban la actividad férrea.

Por lo tanto, la llegada del ferrocarril a Sunchales fue muy importante para su tercer y definitivo surgimiento y consolidación como colonia agrícola. A su vez, era un elemento de control de Estado argentino y santafesino para imponer su autoridad. En este sentido, el tren fue fundamental para la represión de la revolución de la Unión Cívica Radical contra el gobierno oligárquico conservador fraudulento en 1893 que también sucedió en Sunchales ya que proporcionó el rápido envío de soldados del Batallón 9 de Caballería de la Guardia Nacional a las órdenes de un Coronel, a pesar de la resistencia de los revolucionarios radicales sunchalenses, por ejemplo intentar dinamitar un puente del ferrocarril para retrasar la llegada de los uniformados. De esta manera, se exponen brevemente algunos de los distintos aspectos económicos, sociales y políticos que se manifestaron en los primeros años de vida de Sunchales a partir de su tercera y definitiva colonización, en donde el ferrocarril fue un actor de gran y decisiva trascendencia.

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