Rosa Krilich de Longoni, manos inquietas

Cuando el pasaje por la vida de un ser humano es fecundo sus obras perduran en el tiempo. Nos convertimos en los dueños del legado fértil y así la figura y trayectoria de quien partió permanecen intactas. Rosa Krilich de Longoni ha marchado hacia otra dimensión pero persisten en Sunchales sus obras en las instituciones y los testimonios como artesana.

Hija de Natalio Krilich (yugoeslavo), llegado al país como polizón en un barco; su madre era Eva Stanoff. Se ubicaron en Moisés Ville, y Rosa concurrió a la escuela primaria, para ingresar luego a la Escuela Técnica, donde completó los cursos de bordado a máquina. Tejía desde su casa y allí mismo tenía una venta de lana. Tuvo la primera máquina Lady tricot de Sunchales

Contrajo matrimonio con Ítalo Longoni, de Sunchales, mecánico independiente que era dueño de su taller. Fueron naciendo los hijos: Silvia y luego Gerardo. Allá por 1986, 1987 comenzaron los cursos de Artesanías en Cuero dictados en Amigos del Arte por Hilario Faudone. Comenzó creyendo que se referiría esencialmente a marroquinería, pero se encontraría con una realidad diferente a la que se dedicó con pasión.

Alumna y amiga, terminó siendo una colega por el nivel alcanzado. Luego continuó como alumna en el Liceo Municipal.

Comenzaron a contratarla para dictar cursos breves y fundamentales. Empezó en Rafaela, Santiago y fue ampliando la geografía. Recorrió el país con los Encuentros de Artesanos:
– Cañada Rosquín, (centro “La carreta”), Pehuajó y en la Feria Nacional de los artesanos de Colón donde obtuvo la “Rueca de Plata”, máximo premio.
– Participó en la Rural de Palermo (Bs. As.) donde fue reconocida con el premio a la Mujer Soguera.

Fueron múltiples los reconocimientos en cada sitio donde presentó sus obras.

Además de las artesanías, sentía atracción por lo artístico y se incorporó al Coro Municipal junto a su esposo, dirigidos por la Profesora Ermelinda Festa; también se unió al coro Cantares de Italia de la Sociedad Italiana.

La atrapó además la escultura, con Nadia Defagot y asumió la responsabilidad de crear el busto del agrimensor alemán Carlos Steigleder para ubicarlo en sitial de honor: nuestra Plaza Libertad. Allí el Centro de Maestros Jubilados (CE. MA. JU. S.) lleva a cabo un homenaje cada 11 de noviembre para recordar su fallecimiento y depositar una ofrenda floral, ya que el sepulcro en el cementerio siempre mostró la ausencia de flores. Rosa estuvo presente en cada homenaje.

La escultura la inclinó además a la realización del busto alusivo al expresidente Raúl Alfonsín, erigido en un espacio del Barrio Sur. Una obra artística que desapareció en manos del desprecio o del hurto mismo.

Expuso en el Palacio de las Artes en Buenos Aires y recorrió varias provincias. Con Rosa Tellini en el Liceo incursionó en Cerámica, también expuso obras realizada bajo su dirección. Volvió al Coro en la Sociedad Italiana “Alfredo Capellini”, bajo la conducción de Lilian Onisimchuk, para actuar junto a su esposo en “Juntos por el Canto”. Su registro de voz era el de Soprano.

El 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen, estando internada en Santa Fe acalló su voz y aquietó sus manos. La familia y siete nietos la despidieron: Guillermina, Marcos, Marianela, María Luz, (mellizas), Agustín, Martina y Brenda (también mellizas).

Su vocación de servicio, su solvencia frente a las disciplinas artísticas, el espíritu comprometido con que la memoria de Sunchales y el protagonismo trascendió los límites urbanos la ameritan para ubicar su nombre en alguna calle o sitio acorde con su entrega por la comunidad, llevando su nombre a través de la geografía nacional.

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