Septiembre ocupa un lugar especial en el calendario educativo de Argentina. A lo largo de sus treinta días, se suceden celebraciones y conmemoraciones que buscan rendir tributo a figuras emblemáticas de la educación: protagonistas comprometidos con la noble tarea de enseñar, acompañar y abrir caminos a las juventudes de nuestra patria.
En la primera semana, el 4 de septiembre, se celebra el Día del secretario. Aunque esta fecha no está dedicada exclusivamente a quienes se desempeñan en ámbitos educativos, es imposible no reconocer el rol fundamental que secretarias y secretarios cumplen dentro de las escuelas. Su presencia fortalece la institución, brindando apoyo constante a los equipos directivos. Y, por qué no decirlo, en más de una ocasión, sus oídos atentos y respetuosos se convierten en bálsamos que alivian las jornadas más difíciles.
La segunda jornada es la del Día del maestro, en el que se recuerda el fallecimiento de Domingo F. Sarmiento (1811 – 1888). En los tiempos que corren, la figura de Domingo Faustino Sarmiento resurge con fuerza a través de una de sus frases más emblemáticas: “Hombre, Pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela.” Esta afirmación no solo sintetiza su visión de una educación para todos, sino que también lo posiciona en el centro del debate entre escuela pública y escuela privada, obligándonos a revisar la dicotomía fundacional que planteó en “Facundo: Civilización y Barbarie.”
Sarmiento fue un ferviente defensor de una escuela inclusiva. Su ideal era claro: hombres y mujeres accediendo a una educación gratuita, laica y obligatoria. En contraposición, Juan Bautista Alberdi proponía un sistema de instrucción pública orientado a formar ciudadanos para la arena política, dejando de lado el acceso al mundo del trabajo. Para Sarmiento: todos. Para Alberdi: algunos. Dos posturas, dos formas de imaginar el futuro de la Nación.
La Ley 1420, sancionada en 1884 bajo el impulso de Sarmiento, fue la primera ley nacional de educación. Su impacto fue profundo: durante más de un siglo, permitió que miles de niños y niñas accedieran a la escuela primaria, estableciendo el derecho a aprender.

Hoy, si el sistema educativo atraviesa una crisis, no es por la masividad que trajo consigo la obligatoriedad de la educación secundaria, como algunos sostienen. La raíz del problema está en la falta de inversión: presupuestos insuficientes para diseñar un proyecto educativo acorde a las realidades sociales, a los desafíos tecnológicos, y a la formación docente. Una formación que llega tarde, sin planificación, y sin el reconocimiento profesional que motive a enseñar en contextos cada vez más complejos.
El Día del bibliotecario se celebra en Argentina, el 13 de septiembre, cuando se cumple un nuevo aniversario de una destacada edición del diario La Gaceta de Buenos Aires, por iniciativa de Mariano Moreno, publicada el mismo día de 1810. Los bibliotecarios son personajes indispensables, quienes cargados de vocación de servicio se ponen a disposición de quienes visitan el espacio, orientan, explican, enseñan, diseñan estrategias de encanto para atraer lectores y todo eso en una impecable organización. Contar con bibliotecarios en las escuelas o quienes oficien de ellos, es contar con la herramienta que ayuda planificar, desarrollar y hasta improvisar clases, si se necesitare.
El 17 de setiembre, es el Día del profesor, en homenaje al profesor, orador, escritor, periodista y educador José Manuel Estrada (1842 – 1894), destacado intelectual, educador, escritor y político argentino de gran trayectoria en educación. Saludamos a los profesores de escuela secundaria, promotores de vocaciones en los adolescentes.
Finalmente, la jornada más esperada: el Día del estudiante. Esta fecha se estableció en 1902 en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, ya que un día como ese, fueron repatriados los restos del sanjuanino, fallecido en Paraguay cuatro años antes. Es probable que muchos jóvenes desconozcan el verdadero motivo de este día sin clases, usualmente aprovechado para el disfrute y la celebración. Sin embargo, es importante que se conozca su origen y significado.
Fechas, nombres, datos necesarios para que nunca deje de asombrar el valor de tener una educación pública, gratuita, la que nació en los albores de un estado nuevo y se animó a incluir en el siglo XIX a varones y mujeres dentro de las aulas. Educación que tiene hacedores, protagonistas, verdaderos héroes de la Patria.
En pleno siglo XXI, debiéramos emularlos y poner otra vez, a la educación pública en el lugar que se merece, sin excusas.
Griselda Bonafede

