Se debe comparar minuciosamente para definir la calidad de un elemento. En este caso, dos meses conformaron el tiempo necesario para escuchar los himnos del planeta. Desde el peor hasta llegar al mejor, el supremo, dominante, sobresaliente… EL NUESTRO.
Tres amigos de Estados Unidos, estudiantes del Colegio Naperville Central High, lograron hacer esta labor comparativa, eligiéndolo como el mejor del mundo por ser «una auténtica obra maestra y una absoluta delicia auditiva». «Posiblemente, este sea el enfoque más abarcador de himnos nacionales que se haya concebido hasta la fecha», destacó el editor y columnista del periódico Central Times, Braden Hajer, que publicó estos resultados.
Se utilizó en este caso un método de rangos de jerarquía ubicando en la cúspide los mejores. Confiesan que fue un sistema imprevisto pero cada uno fue cuidadosamente escuchado y valorado en toda su gama de sus aspectos.
Claro que fue la originalidad el aspecto más valorable, ya que muchos, según expresaron, “eran simples marchas monótonas”. Hubo escritos en varios idiomas; justipreciaron también la letra y el atributo del audio.
«El himno es tan poderoso que posee la rara habilidad de infundir un sentimiento patriótico por un país en el que nunca has estado. Desde el primer acorde, sabes que estás ante algo especial». ¡Cómo no sentir emociones ante esta definición!
Nos enteramos de que tal valoración fue realizada en 2021, cuando estábamos inmersos en la pandemia y quizás no hubiera sido tan impactante la noticia para producirnos emoción y generar una sonrisa. En Estados Unidos flamearon las banderas de Argentina, Rusia, Uruguay, Brasil e Italia. Por supuesto, la nuestra en la cima, esplendorosa y desplegando su propia belleza. Los favoritos tuvieron en el otro extremo los peores, pero no haremos tristes comparaciones.
Disfrutemos del lugar asignado al nuestro y tal vez, conocida su valoración, pondremos mayores bríos para entonar sus estrofas. Y evoquemos a los genios que nos dieron este regalo gratificante para que se convirtiera en nuestro símbolo eterno a través de la historia.
Vicente López y Planes con sus versos y Blas Parera con su música nos entregaron sus eximias virtudes para transformarnos en los dueños absolutos de una canción patria que nos distingue, dignifica y llena de orgullo.
