Villa de Merlo, un baúl de sorpresas

Vista panorámica de Villa de Merlo (Foto: Internet).

La Villa de Merlo es una ciudad de 40.000 habitantes, ubicada en el valle de Conlara, faldeo occidental de las Sierras de los Comechingones. Muy pegada a Córdoba aparece entre las montañas con sus techos rojos y construcciones sólidas. Techos con tejas rojas es obligación en la villa; un detalle que le da homogeneidad al paisaje. Villa de Merlo es una ciudad segura. Se enorgullecen de ello. Nadie se preocupa por dejar abierta sus puertas o llaves en sus autos, igual al Sunchales de 20 años atrás. La autoridad policial tiene poco trabajo; oportunidad de laborar no falta. Le pregunté al guía cuál era el secreto de tal mérito, sin rigor científico me dijo: “Acá todos trabajan”. De hecho, en cada ciudad o pueblo de San Luis, nos recibe un inmenso cartel que dice: “Trabajo es inclusión”.

Todos hablan del microclima de Merlo, es decir un clima agradable todo el año en el que no hay temperaturas extremas, con un promedio entre los 20 y 25 grados centígrados. Se siente, eso sí la amplitud térmica: frías las mañanas y las noches.

Se pregunta a qué se debe ese privilegio y nos contestan que la Villa de Merlo, en primer lugar, se ubica al pie de las Sierras de los Comechingones y éstas cortan el paso de las corrientes del aire húmedo del océano Atlántico y de los elementos contaminantes que arrastran a su paso por la pampa húmeda.

En segundo lugar, por ser un macizo antiguo, la carga eléctrica de las rocas es muy baja, con ionización negativa, y la descomposición del granito libera átomos de oxígeno que en la atmósfera se transforma en ozono, es decir el oxígeno del lugar es superior a cualquier otro.

En tercer lugar, su altura sobre el nivel del mar, de 800-900 m y una temperatura media anual se unen y ofrecen ese sano y agradable ambiente que convoca a turistas. Hermosa Villa de Merlo.

Cuando llego a un destino desconocido, mi pregunta es: ¿Por qué se llama así esta localidad? La respuesta llega rodeada de historia y de hechos insólitos. La de Villa del Merlo es la siguiente:

Cuentan que el Marqués de Sobremonte (1745 – 1827) asignado en el cargo de primer gobernador intendente de Córdoba del Tucumán entre los años 1783 y 1797 fue el fundador de Villa de Merlo. Más tarde sería noveno virrey del Río de la Plata desde 1804 hasta 1807.

Si el lector se pregunta: ¿Es Sobremonte, el virrey del Río de La Plata que huyó con el botín cuando los ingleses invadieron Buenos Aires en 1806 – 1807?, aclaro que se trata del mismísimo virrey.

Sobremonte se caracterizaba por crear y fundar pueblos, por eso, cuando en 1794 le informaron que había un lugar propicio para fundar un poblado, ordenó que se formalizara el acto con el nombre de Villa de Melo, en honor a Pedro Melo de Portugal, pero su intención se desmoronará más adelante por razones insólitas.

En la mañana del 1 de enero de 1797 se oficializó la fundación de la villa. Como todo territorio americano, en esas tierras, habitaban aborígenes; en este caso, los comechingones.

Junto a la imagen de la Virgen del Rosario, la ceremonia se realizó frente a la capilla, y en esa oportunidad se eligió como patrono del pueblo a San Agustín.

Se dice que la deformación del nombre tiene un origen fonético. Los habitantes del lugar, aborígenes, no pronunciaban las “r”, más bien, solían retenerlas o aspirarlas en una especie de rotacismo. Esta característica, era conocida por todos, por eso, cuando se pide que el nombre sea Villa de Melo, los escribientes dedujeron que se había omitido la “r” y la impusieron. De ese modo quedó establecido ese nombre: Villa de Merlo. Desde 1864, la correspondencia y todos los documentos del Estado, adoptaron la nomenclatura actual, por lo cual el homenaje a Pedro de Melo se borró definitivamente.

Hoy es uno de los destinos turísticos más relevantes de la República Argentina y es también una de las ciudades con mayor crecimiento demográfico a nivel nacional durante la primera década del siglo XXI.

Capilla Nuestra Señora De Fátima (Foto: Internet).

Caminando las calles, se encuentran testimonios de acontecimientos que hicieron vibrar al pueblo. Uno de ellos, la capilla de Nuestra Señora de Fátima. Cuentan los lugareños que, mientras se construía la misma, una mujer, fervorosa devota de la virgen, y con una hija muy enferma, le prometió a la Madonna, a cambio de la salud de su hija, aportar la campana para su capilla. Cuando llegó la hora de adquirirla, se recurre a la ciudad de San Carlos, provincia de Santa Fe donde construyen campanas. Su valor excedía al deseo y al deber de cumplir con su promesa. No podía comprarla. La señora entró en estado de depresivo, es entonces donde sus conocidos o allegados buscan una solución:

Por esos tiempos, desde 1997-2001, Julián Weich, conductor y actor argentino, lideraba el rating con su programa de “Sorpresa y Media” en Canal 13; su equipo de trabajo, recibe la carta donde piden que les cumplan el sueño de conseguir una campana. Le conceden la posibilidad y la campana llega a la capilla.

Si existen o no los milagros, queda a criterio de cada uno, pero en este universo donde las energías positivas, se atraen, es inútil negarlas. Todo confluyó para que la capilla tuviera campana, la mujer cumpliera con la promesa y los vecinos se sintieran parte del logro. Ahí está, la capilla recibiendo al turista, con sus puertas abiertas. Conociendo la historia, ¿quién no se lanza a pedir un milagro o al menos un fuerte deseo?

Como no podía ser de otro modo, Merlo tiene su poeta. Se trata de Antonio E. Agüero, en cuya antigua casona funciona un Centro Cultural. En ese ambiente se siente la voz del poeta, que alguna vez escribió: “Un día, siquiera, por semana/ensayemos el oficio humano: Paremos el reloj, /ocultemos el calendario;/no abramos periódico ni libro, /ni escuchemos radio, y tomemos un ómnibus cualquiera/que nos conduzca al campo. /Y una vez allí, / busquemos un sitio solitario, /entre pinos/y los álamos (…) Y vivamos, /sí, nada más, /vivamos.”

Villa de Merlo está llena de atractivos, a los que se suman la amabilidad de su gente y la seguridad como pasaporte a estadías tranquilas. Está preparada para competir con   cualquier lugar de la hermosa Córdoba. Quien pueda visitarla y admirarla, no pierda  oportunidad.

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Griselda Bonafede

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