¿La política es un arte?

Discurso fúnebre de Pericles – Philipp Foltz.

Dicen que Aristóteles, Maquiavelo, Bismarck o Churchill dijeron aquello de que “la política es el arte de lo posible”. Y luego un español corrigió la frase y dijo: “La política es el arte de lo imposible.” Cosme Beccar Varela expresa que no es un arte. “La política es la prudencia aplicada en los asuntos públicos con el fin de lograr que gobiernen los mejores y que los actos de gobierno sean justos y sirvan al bien común”.

Finalmente, Arturo Moscoso Moreno señala que hacer política no involucra desprenderse de principios ni lograr beneficios personales a cambio del voto, sino que pretende plasmar usando la negociación. Por eso “la política es el arte de lo posible”, un arte que busca obtener resultados a través de las herramientas con que cuenta. Seguramente, la primordial es la capacidad para concretar los acuerdos, consustanciales a la democracia. Y afirmaba en el Diario “El Comercio”: “Quien no lo entiende así no sabe de política”.

Lo cierto es que el común denominador de los ciudadanos observan azorados los vaivenes de la política y otros caminan por la vida sin enterarse, o se enteran pero no analizan, no les importa y refrendan: “A mí no me interesa la política”. Otros, más sinceros, declaman: “No entiendo de política”.

Ante tanta información, apabullante en estos tiempos, imposible no estar enterado. Ahora, si expresamente apagamos la radio o el televisor, tampoco leemos, imposible conocer algo que nos atañe a todos por igual, como habitantes de este lugar geográfico y como responsables del futuro de la patria.

Un día de elecciones significa que al fin dejamos de ser una partícula ignorada para convertirnos en hacedores del mañana. Perdemos el anonimato, si bien el voto es secreto, pero pasamos a ser seres pensantes que deciden, premian o castigan. Es un día de fiesta, o debiera serlo.

“Todos los políticos son iguales” o “todos roban”, son estigmas que se generalizan involucrando en actos turbios a quienes en realidad tienen una vida limpia, clara y de servicio a la democracia. En cada sector de la raza humana hay luces y sombras, malos y buenos, comprometidos e irresponsables. Pero nunca son “todos”. Y para castigar a los malos contamos con un arma poderosa, llamada voto”.

No nos quejemos cuando los resultados electorales no son los previstos si nos hemos quedado apoltronados en nuestra casa. En Argentina para los mayores de 70 años el voto es opcional, considerados como elemento “descartable”, precisamente ahora que avanzan las expectativas de vida. Ejercitar el sufragio es un derecho inalienable mientras se tenga uso de razón para ayudar a los más eficaces a practicar el “arte de la política”. Porque indudablemente, es un arte.

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