Las cosechadoras de Sunchales – Parte 3

Sunchales 1920 – Comienza a gestarse la cosechadora

Al llegar 1923 esa inquietud innovadora pudo ser concretada por Alfredo, quien diseñó un tubo neumático lanzapaja, a través del cual, ésta era depositada directamente en el carro que la retiraba del lugar.

La aparición de la máquina cosechadora, también denominada corta-trilla, había suplantado a las legendarias trilladoras y se restringió rápidamente el uso del lanzapaja.

La necesidad de iniciar la producción de otro producto en reemplazo del tuvo se hizo real fomentándose la idea de producir nuevas cosechadoras, algo que para la época era totalmente revolucionario porque hasta entonces las cosechadoras eran arrastradas por caballos o un tractor.

Don Alfredo estimó en ese momento que era factible aprovechar el motor de la cosechadora para su autopropulsión y sin pérdida de tiempo inició la tarea junto a su equipo, dedicándole sus mejores esfuerzos.

Ya en 1926 habían conformado la primera razón social bajo el nombre de Alfredo Rotania y Hnos., fábrica que posteriormente se denominó A. Rotania y Hnos., y que contaba como Director a Don Alfredo, y a sus hermanos menores Miguel, Fernando y Enrique, como colaboradores.

Comienzan en 1927 a tramitar la patente que proteja la invención, gestión que se logra con la emisión del Certificado de Patente de Invención con números 32.397 y 45.472, de fecha 18 de diciembre de 1929, cuyo producto es denominado cosechadora automotriz, fabricándose en ese año la cantidad de 5 máquinas, de las cuales 4 se vendieron en el país y una se exporta a EE.UU.

Primera cosechadora automotriz del mundo, fabricada por Rotania en Sunchales (Museo y Archivo Histórico Municipal).

Si bien esta invención no generó grandes beneficios económicos a la empresa, si le dio un gran prestigio porque los más grandes fabricantes del mundo adoptaron este sistema.

La invención de la cosechadora automotriz hizo trascender y perdurar la figura de Don Alfredo, pero en su haber figuran otras importantes invenciones, como ser una máquina para cortar las barras de manteca y hacer los panes que fabricaba SanCor, la prestigiosa fábrica de Sunchales, que en este mismo libro, también merece un espacio.

Hay algunas anécdotas que pintan de cuerpo entero la verdadera personalidad de Don Alfredo, como en una oportunidad la Compañía Froit Industrial (representada en el país por la Casa Forges) trajo al país una máquina para fabricar hielo, y el ingeniero que realizó el montaje una vez puesta en marcha volvió a su lugar de origen.

De bien que andaba, al poco tiempo de instalada comenzó a fallar reventando la válvula y provocando diversos daños. Se reparaba y después de funcionar no más de media hora, volvía al mismo problema; y así ocurrió con dos máquinas más que se importaron para una fábrica de Bahía Blanca y la otra para la firma «La Martona», que seguían con la misma falla.

Ante la impotencia de los ingenieros, decidieron consultarle a Don Alfredo si podría advertir de dónde surgía el problema, ya que los ingenieros y técnicos no le encontraban la falla, cosa que ocurrió de inmediato: «la máquina está construida para el clima de Europa, donde el agua se condensa a menos presión, pero en nuestro país, con temperaturas más altas, necesitaba mayor compresión».

Este era el perfil intelectual de Don Alfredo, que además se agregaba un espíritu sociable, humilde, alegre, amante de la familia, la música y el ciclismo que practicaba con entusiasmo en una bicicleta que había traído de Italia.

Sunchales 1956 – Nos deja un ilustre ciudadano

El 27 de noviembre de 1956, fallece Don Alfredo Rotania, y cuatro años después de la muerte, la fábrica pasó a denominarse Rotania y Cía. S.A. y sus productos comenzaron a poblar los campos de nuestro país, y también en Uruguay, Paraguay, Brasil, Ecuador, Venezuela, Bolivia y República Dominicana, entre otros.

Trabajaban unos 400 empleados, que producían una máquina por día, además de otros importantes implementos agrícolas (tractores, motoniveladoras, autohileradoras, molinos de viento, etc.) y repuestos.

Personal de la fábrica Rotania Hnos. (Museo y Archivo Histórico Municipal).

Sunchales 1990 – Épocas lamentables

Por diversos factores, muy comunes y a los que estamos acostumbrados en nuestro país, la década del 90 fue nefasta para muchas empresas locales, y la fábrica Rotania no fue la excepción, ya que con todo su desarrollo, sus logros y su personal, no pudieron afrontar la crisis y tuvo que cerrar sus puertas, dejando la angustia que nos produce ver que una gran empresa ya no existe más, agregando mucho desempleo, deserción, pobreza, etc.

Homenajes

Ya culminada la obra física de esta persona jurídica, quedan los recuerdos y homenajes, que un poco el objeto de este trabajo es sumarse a la grilla de elogios que ha cosechado este emprendimiento.

Para citar algunos, se destaca el nombre de una calle que pasa delante del edificio donde funcionaba la administración, además de medallas y trofeos otorgados por variadas exposiciones rurales.

Pero lo más destacable quizás sea el reconocimiento en el lugar más propicio. En el lejano e industrial Detroit de EE.UU, en la Biblioteca de la Industria, figura el «Invento de Alfredo Rotania – Primera Cosechadora Automotriz del Mundo», cuya reliquia está en el acceso a Sunchales, en un merecido y peculiar monumento.

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