
Intentar imaginar el pensamiento que acompañó a aquellos sunchalenses que en el año 1937 comenzaron a soñar con una cooperativa tambera dedicada a la elaboración de manteca, resulta imposible. Tanto como tratar de hacer lo mismo años después, cuando se pone en marcha el emprendimiento de seguros.
Es tal la concomitancia entre SanCor Cul y Sancor Seguros, que la primera póliza emitida por ésta, se efectúa a uno de los impulsores de aquella: Don Juan Bautista Vicente Mitri. Incluso la primera oficina ocupó la planta superior de un inmueble de la nobel cooperativa láctea.
No obstante, no pasó tanto tiempo antes de que se produjera la escisión de ambos emprendimientos.
La aseguradora cuenta en el libro «Historias de Sunchales y el cooperativismo» que «la decisión de proyectarse desde Sunchales hacia el resto de la Argentina es una exigencia dictada por su misma filosofía de servicio solidario. No puede negarse la cooperativa a ofrecer sus prestaciones en otros puntos del territorio nacional: debe estar abierta a todos».
En paralelo, mientras se expande y proyecta a diferentes destinos, se logran habilitaciones para poder ofrecer nuevos servicios, multiplicando los aspectos a ser cubiertos por las pólizas. Al mismo tiempo, la innovación surge como una característica propia, buscando siempre abrir nuevos caminos para transitar, crecer y afianzarse.
Uno de los rasgos distintivos ha sido el de sostener siempre a Sunchales en el primer lugar. Las opciones partieron siempre después del punto que los vio nacer. Fue así como se apostó a sostener la presencia con edificios administrativos céntricos, remodelados a mediados de siglo pasado y renovados en la década del ´70 y repitiendo cuando debieron encarar la construcción de algo más grande: el Edificio Corporativo. Además, no hay barrio sunchalense en donde no haya presencia del Grupo, que se fue expandiendo a otros rubros, generando así el surgimiento de nuevas y diversas empresas.
En esta jornada, muchos verán la imponente aseguradora que trasciende fronteras mientras que otros, encontrarán rostros de familiares y vecinos que supieron tener allí sus primeras experiencias laborales, formando parte del crecimiento sostenido y reuniendo historias y anécdotas que fueron forjándose detrás de sus paredes.
Una historia que mira hacia el futuro (*)
En la vida, muchas veces, nos enseñan a no mirar hacia atrás. Y eso está bien, indudablemente, por cuanto nos ayuda a enfocarnos en lo que vendrá. Después de todo, solo podemos ir en una dirección, y es hacia adelante. Sin embargo, eso no quiere decir que debamos olvidar de dónde venimos. Ninguna persona, ya sea física o jurídica, puede escindirse de su historia.
Así, el hecho de mirar hacia el pasado no constituye un ejercicio de nostalgia, ni tampoco implica un deseo de quedar anclado allí en lugar de seguir avanzando. Por el contrario, conocer a conciencia todo eso que pertenece al ayer es indispensable para saber quiénes somos, dónde estamos y hacia dónde vamos (e incluso, hacia dónde queremos ir).
(*) Libro de los 75 años de Sancor Seguros.





