Vidas que perduran

Dr. Julio Villafañe.

“Honrar se debe la vida de tal manera que viva quede en la muerte”…, así expresaba una frase como sentencia para guiar nuestras conductas terrenales. La recuerdo como proverbio de un antiguo libro de lectura de séptimo grado, aquellos textos que devorábamos y nos instruían no únicamente con conocimientos; las normas morales tenían fuerte presencia en sus páginas que aún hoy recordamos.

Honrar la vida, velar por ella, mantener una línea de trayectoria y hacer que después de la desaparición física del ser humano su imagen y especialmente sus obras en este paso sobre la tierra, perduren y puedan constituirse en ejemplo de las generaciones venideras, trascendiendo la temporalidad. A eso se refiere.

Nuestra ciudad ha sido pródiga en la nómina de nombres destacados. No solamente en nómina, sino en extensas biografías que marcaron un rumbo; comportamientos que en variadas áreas de la comunidad dejaron huellas profundas dignas de ser imitadas y hoy podemos gozar de las obras que supieron consignar como entrega de sus mentes lúcidas, sus conductas solidarias y la actuación en beneficio de la población.

Quizás la primera figura haya sido Alfredo Rotania. Suponemos, dada su fecha de nacimiento y posterior entrada en la historia internacional con su cosechadora automotriz que irrumpió en el mundo como maravilla primogénita; a través de la cronología continúa siendo admirada y cosechando aplausos. Rotania fue lúcido forjador de un futuro que nacía precisamente en Sunchales, hace ya noventa años.

A partir de allí se agregaron nombres de personajes destacados, distinguidos en una variedad de disciplinas abordadas por el arduo trabajo, la dedicación en alguna de las áreas vitales de la sociedad, el deporte, la ciencia, cualquier ámbito donde la intervención humana puso sus hitos perdurables.

Y luego llegaron las mujeres. Fueron los alumnos de tercer grado de la Escuela Ameghino quienes, observando el plano de Sunchales, detectaron la ausencia de sus nombres y la presencia de doce cuadras sin denominación. Y allí surgió la posibilidad de saldar una deuda, ya que los niños junto a su maestra y con el aval de la escuela, presentaron ante el Concejo Municipal esta postulación que por supuesto, fue ampliamente aceptada.

El último en recibir este homenaje ha sido el Dr. Julio Villafañe. El 6 de junio pasado su nombre fue adjudicado al Centro de Salud del Barrio Moreno con la presencia de la Ministra de Salud de la Provincia, además de otras autoridades provinciales y locales. Merecida distinción para un ser humano que trazara su trayectoria impecable como médico y como ser humano. Un nombre que brilla con luz propia, aún después de su ausencia.

“Honrar se debe la vida de tal manera que viva quede en la muerte”… El Dr. Villafañe ha honrado su vida y por este motivo perdura. Permanece en la memoria de su hermosa familia; en los recuerdos de quienes fueron sus pacientes, en los amigos, en el conjunto a la comunidad. Y anida en un barrio con su historia copiosa trazada junto al ferrocarril y la casa de Steigleder, primeros símbolos del Sunchales que nacía.

Del mismo autor

Relacionadas

Ultimas noticias